— Verá cómo los lectores se devorarán mi novela. — Su novela será devorada por el olvido.
9 comentarios:
Anónimo
dijo...
Una vez me decidí a escribir sobre mi vida en forma de novela. Los primeros capítulos fueron leídos por mi madre que me apoyó calurosamente. Mi padre me dijo que a él no le gustaba leer y mi novia me felicitó, me besó, me acarició. Naturalmente que seguí con el proyecto cada vez más entusiasmado.
Sólo para darle una confirmación más seria, se me ocurrió mostrársela orgulloso y confiado a un profesor de literatura que vivía en mi edificio.
Empezó a explicarme dónde encontraba problemas y no lo dejé terminar porque me dí cuenta que estuve viviendo una ilusión durante cerca de cuatro meses.
La primer novela que me devoré fue 100 años de soledad y después hasta La casa de los espíritus no leí nada como la gente. De ésta para acá, nada atrapante. ¡Qué escasez!
Me deslizo hacia lo que recuerdo con este significante que para eso está, para significar. Yo me devoro la verga de mi amante cuyo tamaño es de novela y jamás podré olvidarla aunque me abandone ayer.
Lo primero que vi en este mundo fue a mi madre devorando novelas de la colección Séptimo Círculo. Ella falleció tempranamente, mi vida fue muy desdichada hasta que una tía solterona se apiadó de mí y cuando me llevó para su casa me preguntó qué quería que me regalara para mi primer cumpleaños con ella. Lo pensé y le dije: El cartero llama dos veces de la colección de Séptimo Círculo, que es la primera novela que ellos editaron. Por supuesto que me la devoré.
Alguien comentó ayer que a los actos del 1º de mayo ya casi nadie va y me parece que sucede lo mismo con nuestra Feria del Libro que se está apagando año tras año. Internet es una locomotora.
Necesito recibirme de médico en algún año y no soporto leer todo lo que tengo que leer. Sueño con que los textos sean más entretenidos o que encuentren la fórmula para trasfundir los conocimientos.
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Una vez me decidí a escribir sobre mi vida en forma de novela. Los primeros capítulos fueron leídos por mi madre que me apoyó calurosamente. Mi padre me dijo que a él no le gustaba leer y mi novia me felicitó, me besó, me acarició. Naturalmente que seguí con el proyecto cada vez más entusiasmado.
Sólo para darle una confirmación más seria, se me ocurrió mostrársela orgulloso y confiado a un profesor de literatura que vivía en mi edificio.
Empezó a explicarme dónde encontraba problemas y no lo dejé terminar porque me dí cuenta que estuve viviendo una ilusión durante cerca de cuatro meses.
La única novela que devoré fue Papillon. ¿Alguien la recuerda? ¡Qué éxito que tuvo!
Está bueno el nic Sara Amagó.
La primer novela que me devoré fue 100 años de soledad y después hasta La casa de los espíritus no leí nada como la gente. De ésta para acá, nada atrapante. ¡Qué escasez!
A lo "devorante" no lo predice nadie. ¿Quién podía predecir que los chicos se iban a apasionar con novelas tan largas como las de Harry Potter?
Me deslizo hacia lo que recuerdo con este significante que para eso está, para significar. Yo me devoro la verga de mi amante cuyo tamaño es de novela y jamás podré olvidarla aunque me abandone ayer.
Lo primero que vi en este mundo fue a mi madre devorando novelas de la colección Séptimo Círculo. Ella falleció tempranamente, mi vida fue muy desdichada hasta que una tía solterona se apiadó de mí y cuando me llevó para su casa me preguntó qué quería que me regalara para mi primer cumpleaños con ella. Lo pensé y le dije: El cartero llama dos veces de la colección de Séptimo Círculo, que es la primera novela que ellos editaron. Por supuesto que me la devoré.
Alguien comentó ayer que a los actos del 1º de mayo ya casi nadie va y me parece que sucede lo mismo con nuestra Feria del Libro que se está apagando año tras año. Internet es una locomotora.
Intenté leer un libro de Harry Potter y se los digo ahora: Es un fuerte candidato al olvido.
Necesito recibirme de médico en algún año y no soporto leer todo lo que tengo que leer. Sueño con que los textos sean más entretenidos o que encuentren la fórmula para trasfundir los conocimientos.
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