jueves, 31 de marzo de 2011
Significante Nº 879
Se enamoró de mí porque supe definir su mirada como lánguida, pero me dejó por quien le habló de «ojos oceánicos que sólo el placer y la cólera agitan».
miércoles, 30 de marzo de 2011
Significante Nº 878
Tengo éxito editorial porque mi técnica creativa consiste en soltar un rumor escandaloso y luego publicar lo que de él retorna.
martes, 29 de marzo de 2011
lunes, 28 de marzo de 2011
Significante Nº 876
El hechicero más popular se hizo famoso con un brevaje que contiene cenizas de sus fracasos terapéuticos.
domingo, 27 de marzo de 2011
Consumo de esperanza sólo hasta morir
La esperanza, como calmante universal de nuestros problemas, cuenta con la muerte como solución universal y definitiva.
Los seres vivos huimos de aquello que ponga en riesgo la supervivencia.
Cuando un caballo acelera su andar al recibir un golpe, no se da cuenta que huir es inútil porque aquello que le provoca dolor (el jinete), va con él.
Claro que alguien puede alegar que el caballo reacciona así por su escasa inteligencia, sin embargo todos conocemos personas que cambian de pareja, de trabajo o de país, ignorando lo mismo que ignora el caballo: que el problema lo tienen dentro.
Si meditamos un poco más podemos decir: el caballo sabe que la fuente del dolor va con él pero también sabe, porque es muy inteligente, que acelerando el paso el jinete dejará de molestarlo.
Y con esta conclusión podemos observar al ser humano y decimos: esta persona tiene tantos cambios en su vida, no porque se crea que así va a solucionar algo, sino porque ha descubierto que las molestias que lo mortifican se atemperan en cada recomienzo, ya sea porque se distrae con los cambios y se olvida un poco de sus angustias o porque se permite doparse con renovadas dosis de esperanza.
Nuestra relación con la muerte es imaginaria porque lo más que podemos saber es cómo se sufre cuando alguien muy querido fallece, pero nadie sabe qué es morirse él mismo. Existe una leve sensación de que quizá algún día, no sabemos cuándo, dejemos de tener tantos problemas, angustias, preocupaciones.
Es posible pensar que aquellas personas que no se dedican a resolver sus problemas personales sino que siempre recurren a calmar sus molestias con las dosis de esperanza que hagan falta, cuentan (sabiéndolo o no) con el proverbio que dice: «no hay mal que dure cien años».
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Los seres vivos huimos de aquello que ponga en riesgo la supervivencia.
Cuando un caballo acelera su andar al recibir un golpe, no se da cuenta que huir es inútil porque aquello que le provoca dolor (el jinete), va con él.
Claro que alguien puede alegar que el caballo reacciona así por su escasa inteligencia, sin embargo todos conocemos personas que cambian de pareja, de trabajo o de país, ignorando lo mismo que ignora el caballo: que el problema lo tienen dentro.
Si meditamos un poco más podemos decir: el caballo sabe que la fuente del dolor va con él pero también sabe, porque es muy inteligente, que acelerando el paso el jinete dejará de molestarlo.
Y con esta conclusión podemos observar al ser humano y decimos: esta persona tiene tantos cambios en su vida, no porque se crea que así va a solucionar algo, sino porque ha descubierto que las molestias que lo mortifican se atemperan en cada recomienzo, ya sea porque se distrae con los cambios y se olvida un poco de sus angustias o porque se permite doparse con renovadas dosis de esperanza.
Nuestra relación con la muerte es imaginaria porque lo más que podemos saber es cómo se sufre cuando alguien muy querido fallece, pero nadie sabe qué es morirse él mismo. Existe una leve sensación de que quizá algún día, no sabemos cuándo, dejemos de tener tantos problemas, angustias, preocupaciones.
Es posible pensar que aquellas personas que no se dedican a resolver sus problemas personales sino que siempre recurren a calmar sus molestias con las dosis de esperanza que hagan falta, cuentan (sabiéndolo o no) con el proverbio que dice: «no hay mal que dure cien años».
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sábado, 26 de marzo de 2011
viernes, 25 de marzo de 2011
Significante Nº 874
Prematuramente he aprendido qué es la vida y si no tengo hijos es porque los amo aún sin conocerlos.
jueves, 24 de marzo de 2011
Significante Nº 873
Descubrí la fórmula del azar. La utilizo sólo cuando me quedo sin dinero, pero no la publico porque también predice con exactitud el instante de la muerte.
miércoles, 23 de marzo de 2011
Significante Nº 872
«Lloverá, no salgas» dijo mi madre que padece demencia senil. Tuve un mal presagio cuando vi que las primeras gotas despintaban la carrocería.
martes, 22 de marzo de 2011
Significante Nº 871
A mi pequeño hermano, de envidiable belleza, dejé de verlo cuando en su última rabieta destruyó el pueblo que habitábamos. Nadie sabe decirme qué fue de él.
lunes, 21 de marzo de 2011
Significante Nº 870
Nuestra hija es una depresiva que se casó con un sujeto repudiable que la alejó de nosotros. Se ve que cambió de psiquíatra porque luce radiante.
domingo, 20 de marzo de 2011
El gran amo pero “humilde servidor”
El cuarto poder (la prensa), es en realidad el primer poder en cuanto a la influencia que efectivamente ejerce sobre nuestras ideas y decisiones.
Desde hace siglos se dice que la prensa (radio, periódicos, televisión) es el cuarto poder, en tanto los otros tres son el poder ejecutivo (presidente, primer ministro), el poder legislativo (senadores y diputados) y el poder judicial (jueces).
El «cuarto poder» ha utilizado su poder para que casi nadie utilice esta expresión. Ha sido olvidada.
Aunque los poderosos comunicadores insistan en que ellos no tienen ninguna influencia en los acontecimientos de los cuales dan información, esto no es así.
Influyen simplemente ignorando ciertos acontecimientos o amplificándolos con el énfasis que prefieran.
Como acaparan los canales por los que recibimos las noticias (diarios, revistas, canales de televisión, emisoras de radio), pueden administrar los flujos según su conveniencia.
Si pertenecen a un determinado partido político o corriente ideológica, nos harán llegar sólo aquello que los beneficie.
Comercialmente, bajarán el tono de lo que perjudique a sus avisadores y gritarán lo que les atraiga más ganancias.
Nuestras vulnerables mentes piensan, sienten y organizan sus escalas de valores según esta eficaz influencia.
Algunos ejemplos:
— todos tememos volar pero resulta que es ridículo e inconfesable evitar los aviones ... porque la prensa protege a sus clientes de la aviación.
— mucha gente muere o queda mutilada por el uso de automóviles y motocicletas, pero los medios de comunicación se cuidan de no alarmarnos para que los millonarios fabricantes de vehículos —que además estropean la atmósfera— no vean resentidas sus ganancias.
— el cuerpo humano puede protegerse y autocurarse, el embarazo y parto son fenómenos saludables y naturales, pero la prensa no para de inquietarnos con noticias tendenciosas que nos convencen sobre cuán peligroso e irresponsable sería vivir sin comprar servicios de salud.
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Desde hace siglos se dice que la prensa (radio, periódicos, televisión) es el cuarto poder, en tanto los otros tres son el poder ejecutivo (presidente, primer ministro), el poder legislativo (senadores y diputados) y el poder judicial (jueces).
El «cuarto poder» ha utilizado su poder para que casi nadie utilice esta expresión. Ha sido olvidada.
Aunque los poderosos comunicadores insistan en que ellos no tienen ninguna influencia en los acontecimientos de los cuales dan información, esto no es así.
Influyen simplemente ignorando ciertos acontecimientos o amplificándolos con el énfasis que prefieran.
Como acaparan los canales por los que recibimos las noticias (diarios, revistas, canales de televisión, emisoras de radio), pueden administrar los flujos según su conveniencia.
Si pertenecen a un determinado partido político o corriente ideológica, nos harán llegar sólo aquello que los beneficie.
Comercialmente, bajarán el tono de lo que perjudique a sus avisadores y gritarán lo que les atraiga más ganancias.
Nuestras vulnerables mentes piensan, sienten y organizan sus escalas de valores según esta eficaz influencia.
Algunos ejemplos:
— todos tememos volar pero resulta que es ridículo e inconfesable evitar los aviones ... porque la prensa protege a sus clientes de la aviación.
— mucha gente muere o queda mutilada por el uso de automóviles y motocicletas, pero los medios de comunicación se cuidan de no alarmarnos para que los millonarios fabricantes de vehículos —que además estropean la atmósfera— no vean resentidas sus ganancias.
— el cuerpo humano puede protegerse y autocurarse, el embarazo y parto son fenómenos saludables y naturales, pero la prensa no para de inquietarnos con noticias tendenciosas que nos convencen sobre cuán peligroso e irresponsable sería vivir sin comprar servicios de salud.
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sábado, 19 de marzo de 2011
Significante Nº 869
Como tengo el primer año de adivina aprobado, ya puedo realizar oráculos a las personas más previsibles.
viernes, 18 de marzo de 2011
Significante Nº 868
Tuvimos que darle la razón. Se mantuvo analfabeto, no aprendió a firmar, jamás leyó un libro, pero tampoco supo qué es angustiarse.
jueves, 17 de marzo de 2011
Significante Nº 867
Un gran seductor me contó su secreto: aunque era de lo peor, nunca defraudó a una mujer en algo que fuera importante para ella.
miércoles, 16 de marzo de 2011
martes, 15 de marzo de 2011
lunes, 14 de marzo de 2011
Significante Nº 865
Mis padres murieron con la pobreza que se casaron. Tuvieron un hijo que convierte en oro todo lo que toca, otro que lo convierte en cenizas y yo que no sé para dónde agarrar.
sábado, 12 de marzo de 2011
Mi marido me tiene harta (*)
La feminización de la pobreza tiene como una de sus causas, que ellas son deseadas por sus órganos huecos (vagina, útero, boca, ano = billetera vacía y receptiva).
He mencionado en otros artículos (1) y hasta en un blog que la falta, el vacío, la sensación de que algo inespecífico nos falta, es la consecuencia del famoso corte del cordón umbilical, metáfora esta que alude al progresivo apartamiento de nuestra madre y sus maravillosos servicios, porque nuestro notorio desarrollo biológico nos va volviendo más y más autosuficientes como para liberarla a ella de aquel esfuerzo que hizo desde que fuimos fecundados en su vientre hasta casi los 18 meses de edad.
Esta sensación de carencia nos compele a desear y desear es algo similar a la nostalgia, solo que ésta es de algo particular (nuestros primeros amigos, la casa paterna, el colegio) mientras que el deseo es un impulso a conseguir algo (un auto, viajar, adelgazar), que una vez obtenido reaparece pero ahora con ganas de algo nuevo (pintar la casa, estudiar laúd, disfrazarnos de Arlequín), y así hasta nuestro último día.
He mencionado algunas veces que los hombres y las mujeres somos tan diferentes que hasta podríamos pertenecer a especies distintas (2).
Una de las características que marca tanta diferencia es cómo se nos presenta el deseo.
Las mujeres poseen un genital hueco y los varones un genital macizo. Ellas desean situaciones que las rellenen (ser fornicadas, quedar embarazadas, beber semen) y los varones deseamos rellenar (penetrar una vagina, un ano, una boca, embarazar, descargar nuestro semen dentro de algún órgano hueco).
Estas características corporales activan correlatos psicológicos, tales como gastar mucho dinero para conservar el hueco (billetera vacía) o ganar mucho dinero para conservar el órgano macizo (billetera llena).
Por esto, hay más mujeres pobres que hombres.
(*)El verbo "hartar" significa tanto "aburrir" como "satisfacer en exceso".
(1) Vivo con ella porque es mi madre
Los ciudadanos con pañales
El acoso del deseo
Los pobres ¿son imprescindibles?
(2) Una hipótesis de lo peor
Nadie es mejor que mi perro
Ya sé por qué no me entiendes
Ser varón es más barato
Los orgasmos inútiles
Los monos degenerados
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He mencionado en otros artículos (1) y hasta en un blog que la falta, el vacío, la sensación de que algo inespecífico nos falta, es la consecuencia del famoso corte del cordón umbilical, metáfora esta que alude al progresivo apartamiento de nuestra madre y sus maravillosos servicios, porque nuestro notorio desarrollo biológico nos va volviendo más y más autosuficientes como para liberarla a ella de aquel esfuerzo que hizo desde que fuimos fecundados en su vientre hasta casi los 18 meses de edad.
Esta sensación de carencia nos compele a desear y desear es algo similar a la nostalgia, solo que ésta es de algo particular (nuestros primeros amigos, la casa paterna, el colegio) mientras que el deseo es un impulso a conseguir algo (un auto, viajar, adelgazar), que una vez obtenido reaparece pero ahora con ganas de algo nuevo (pintar la casa, estudiar laúd, disfrazarnos de Arlequín), y así hasta nuestro último día.
He mencionado algunas veces que los hombres y las mujeres somos tan diferentes que hasta podríamos pertenecer a especies distintas (2).
Una de las características que marca tanta diferencia es cómo se nos presenta el deseo.
Las mujeres poseen un genital hueco y los varones un genital macizo. Ellas desean situaciones que las rellenen (ser fornicadas, quedar embarazadas, beber semen) y los varones deseamos rellenar (penetrar una vagina, un ano, una boca, embarazar, descargar nuestro semen dentro de algún órgano hueco).
Estas características corporales activan correlatos psicológicos, tales como gastar mucho dinero para conservar el hueco (billetera vacía) o ganar mucho dinero para conservar el órgano macizo (billetera llena).
Por esto, hay más mujeres pobres que hombres.
(*)El verbo "hartar" significa tanto "aburrir" como "satisfacer en exceso".
(1) Vivo con ella porque es mi madre
Los ciudadanos con pañales
El acoso del deseo
Los pobres ¿son imprescindibles?
(2) Una hipótesis de lo peor
Nadie es mejor que mi perro
Ya sé por qué no me entiendes
Ser varón es más barato
Los orgasmos inútiles
Los monos degenerados
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viernes, 11 de marzo de 2011
Significante Nº 864
Tolero que me digas qué ropa usar, que cocines lo que a ti te gusta, que sólo visitemos a tus parientes, pero que elijas mi champú, eso no lo toleraré. Fuiste demasiado lejos.
jueves, 10 de marzo de 2011
Significante Nº 863
La gente de los países grandes tiene que hablar a los gritos y la gente de los países chiquitos alcanza con que susurremos. No es que quieran intimidarnos.
miércoles, 9 de marzo de 2011
Significante Nº 862
Mi chofer me confesó que las mujeres que seduzco con mi limusina, terminan acostándose con él porque en su mayoría se excitan con los hombres de uniforme.
martes, 8 de marzo de 2011
Significante Nº 861
Por razones de higiene (mental), quienes disfrutan de comer en restoranes no deberían conocer lo que ocurre en esas cocinas.
lunes, 7 de marzo de 2011
Significante Nº 860
Devastada por la amargura, reconozco que muy pronto en mi vida fue demasiado tarde. Nunca necesité que me explicaran lo de Papá Noel, pero alguien no soportó mi inocencia.
Significante Nº 859
Las contrucción del arca de Noé casi fracasó por culpa de las jirafas y desde entonces, la gente sobresaliente también provoca el fracaso en más de uno.
sábado, 5 de marzo de 2011
Sólo una reja marca la diferencia
Desde el punto de vista de la subjetividad de los ciudadanos, cuando pagamos obligatoriamente impuestos para el Estado estamos padeciendo una pérdida similar a la que nos provocan los ladrones.
En un país imaginario, un trabajador trabaja 200 horas mensuales y luego de pagar todas sus cuentas, puede ahorrar una cantidad de dinero equivalente a 20 horas mensuales.
Luego de haber acumulado los ahorros de un año (es decir, 20 horas mensuales por 12 meses, suman 240 horas de trabajo), los integrantes de esta familia deciden que el importe acumulado lo destinarán a la compra de un televisor de última generación.
Al poco tiempo de tenerlo —y aprovechando una ausencia de sus moradores—, entran ladrones a la casa y se llevan el preciado electrodoméstico.
En conclusión: A esta familia le han robado el equivalente a un año de ahorros que, por lo que tenemos visto, equivalen a 240 horas de trabajo del dueño de casa.
Otro trabajador, idéntico al anterior, con un salario, una familia y una capacidad de ahorro igual al anterior, pero que habita en otro país imaginario, se encuentra con que su gobierno le exige que contribuya al Estado con un impuesto equivalente a 240 horas anuales.
Como vemos, los ladrones en el primer país y el Estado en el segundo, son la causa de que estos trabajadores no puedan disfrutar plenamente de su esfuerzo laboral.
En el primer país todos están de acuerdo con castigar a los ladrones y en el segundo país, todos reconocen la legalidad de la legislación tributaria pero nadie quiere pagar impuestos y hacen todos los esfuerzos posibles para evadirlos.
En suma: si vamos al sentimiento más profundo de cada ciudadano, él no encuentra diferencias significativas entre un ladrón y un Estado recaudador de impuestos. En su corazón, son iguales.
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En un país imaginario, un trabajador trabaja 200 horas mensuales y luego de pagar todas sus cuentas, puede ahorrar una cantidad de dinero equivalente a 20 horas mensuales.
Luego de haber acumulado los ahorros de un año (es decir, 20 horas mensuales por 12 meses, suman 240 horas de trabajo), los integrantes de esta familia deciden que el importe acumulado lo destinarán a la compra de un televisor de última generación.
Al poco tiempo de tenerlo —y aprovechando una ausencia de sus moradores—, entran ladrones a la casa y se llevan el preciado electrodoméstico.
En conclusión: A esta familia le han robado el equivalente a un año de ahorros que, por lo que tenemos visto, equivalen a 240 horas de trabajo del dueño de casa.
Otro trabajador, idéntico al anterior, con un salario, una familia y una capacidad de ahorro igual al anterior, pero que habita en otro país imaginario, se encuentra con que su gobierno le exige que contribuya al Estado con un impuesto equivalente a 240 horas anuales.
Como vemos, los ladrones en el primer país y el Estado en el segundo, son la causa de que estos trabajadores no puedan disfrutar plenamente de su esfuerzo laboral.
En el primer país todos están de acuerdo con castigar a los ladrones y en el segundo país, todos reconocen la legalidad de la legislación tributaria pero nadie quiere pagar impuestos y hacen todos los esfuerzos posibles para evadirlos.
En suma: si vamos al sentimiento más profundo de cada ciudadano, él no encuentra diferencias significativas entre un ladrón y un Estado recaudador de impuestos. En su corazón, son iguales.
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viernes, 4 de marzo de 2011
Significante Nº 858
Siento nostalgia de las cartas de amor. Enviarlas me llenaba de júbilo. Nada es más apasionante que adorar a quien no está.
jueves, 3 de marzo de 2011
Significante Nº 857
A los recursos energéticos de un país (hídrico, eólico, solar, etc.), debe agregarse la voluntad de trabajar gratis de algunos ciudadanos.
Significante Nº 856
Las tormentas eléctricas han desarrollado tal resistencia a los pararrayos que —como se puede observar— casi no se usan.
martes, 1 de marzo de 2011
Significante Nº 855
La prohibición radical de la violencia física, aumentó el trabajo de los poetas expertos en maldiciones, imprecaciones e insultos con estilo.
Significante Nº 854
Me encontré conmigo y según yo, parezco simpático porque soy hipócrita, culto porque tengo memoria y humilde porque me avergüeza tanta arrogancia.
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