sábado, 12 de marzo de 2011

Mi marido me tiene harta (*)

La feminización de la pobreza tiene como una de sus causas, que ellas son deseadas por sus órganos huecos (vagina, útero, boca, ano = billetera vacía y receptiva).

He mencionado en otros artículos (1) y hasta en un blog que la falta, el vacío, la sensación de que algo inespecífico nos falta, es la consecuencia del famoso corte del cordón umbilical, metáfora esta que alude al progresivo apartamiento de nuestra madre y sus maravillosos servicios, porque nuestro notorio desarrollo biológico nos va volviendo más y más autosuficientes como para liberarla a ella de aquel esfuerzo que hizo desde que fuimos fecundados en su vientre hasta casi los 18 meses de edad.

Esta sensación de carencia nos compele a desear y desear es algo similar a la nostalgia, solo que ésta es de algo particular (nuestros primeros amigos, la casa paterna, el colegio) mientras que el deseo es un impulso a conseguir algo (un auto, viajar, adelgazar), que una vez obtenido reaparece pero ahora con ganas de algo nuevo (pintar la casa, estudiar laúd, disfrazarnos de Arlequín), y así hasta nuestro último día.

He mencionado algunas veces que los hombres y las mujeres somos tan diferentes que hasta podríamos pertenecer a especies distintas (2).

Una de las características que marca tanta diferencia es cómo se nos presenta el deseo.

Las mujeres poseen un genital hueco y los varones un genital macizo. Ellas desean situaciones que las rellenen (ser fornicadas, quedar embarazadas, beber semen) y los varones deseamos rellenar (penetrar una vagina, un ano, una boca, embarazar, descargar nuestro semen dentro de algún órgano hueco).

Estas características corporales activan correlatos psicológicos, tales como gastar mucho dinero para conservar el hueco (billetera vacía) o ganar mucho dinero para conservar el órgano macizo (billetera llena).

Por esto, hay más mujeres pobres que hombres.

(*)El verbo "hartar" significa tanto "aburrir" como "satisfacer en exceso".

(1) Vivo con ella porque es mi madre

Los ciudadanos con pañales

El acoso del deseo

Los pobres ¿son imprescindibles?

(2) Una hipótesis de lo peor

Nadie es mejor que mi perro

Ya sé por qué no me entiendes

Ser varón es más barato

Los orgasmos inútiles

Los monos degenerados

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10 comentarios:

Evangelina dijo...

Por Dios!

Sandra39 dijo...

Muchos de sus planteos conducen a dejar todo como está.

Martina dijo...

Sandra39 tiene razón, pero el lado positivo sería que en caso de estar en lo cierto, aceptar las hipótesis del Licenciado nos llevarían a poner la energía sólo en aquello que se puede cambiar.

Lola dijo...

Entonces ud estaría dispuesto a aceptar a una mujer necesitada y con muchas ganas de gastar?

Canducha dijo...

Me parece que mi marido está atrapado en el cuerpo equivocado.

Roque dijo...

Tengo nostalgias de cuando me invadía el deseo.

Alicia dijo...

Uno de los correlatos psicológicos de poseer genitales masculinos, podría ser la necesidad de dar. Una forma de dar sería gastar, mientras que ahorrar sería una metáfora de recibir y guardar. Pensado de esta manera, la mujer debería ser más rica que el hombre.

Waldemar dijo...

Estoy tan resignado a la carencia que los deseos se me viven escapando.

Hugo dijo...

El deseo se me presenta siempre medio lascivo...

López dijo...

Las mujeres quieren que las rellenen, pero dicen que están re-llenas. Es lo que yo digo, nada les viene bien.