jueves, 3 de marzo de 2011

Significante Nº 856

Las tormentas eléctricas han desarrollado tal resistencia a los pararrayos que —como se puede observar— casi no se usan.

9 comentarios:

Paty dijo...

El pararrayos grita "pará rayo!", y el pararrayos igual ataca.

Lucas dijo...

Puede ser, pero cuando un pararrayos atrapa a un rayo, lo hace desaparecer.

Tamara dijo...

Qué foto espectacular! La quiero para fondo de pantalla.

el poeta dijo...

Por qué no se usan? Es que le tememos a la tormenta? Deseamos oscuramente la destrucción y el fuego? No nos animamos a elevar esa fálica aguja hacia el cielo? Creemos que los árboles se inmolarán para protegernos? Tememos pinchar a un ángel, o simplemente ya no son necesarios?

Eduardo dijo...

No Paty, el que ataca es el rayo. El pararrayos es parte de la defensa. El ataque viene del cielo. Los dioses expresan su furia. Los humanos nos animábamos a desafiarlos con una rústica punta de hierro.

Cosme dijo...

En realidad las tormentas eléctricas no son más que los impulsos que viajan de una dendrita al enorme cuerpo de una neurona, que es la Tierra.

Ulises dijo...

Así es Cosme, y esas neuronas le pertenecen a un ser enorme que nos piensa y nos ha condenado a sus designios.

Natalia dijo...

Lo que sucede es que las tormentas eléctricas hacen mucho trabajo aeróbico, mientras que los pararrayos hacen una vida completamente sedentaria.

Laura dijo...

Tlaloc, el dios azteca de la lluvia, nos ataca con sus rayos para que nos quede claro que el agua cae del cielo pero no es gratis.