domingo, 30 de septiembre de 2012

Nuestra calificación, en el acierto o en el error





Después de la adolescencia ya no corresponde que otros nos califiquen pues somos cada uno de nosotros quienes sabremos juzgarnos.

A una mayoría no nos gusta saber que somos usados, que nos utilizan. Ante estas sensaciones reaccionamos airadamente, con el orgullo herido, exigimos que se nos respete, sentimos indignación.

Aunque en menor grado, preferimos que otros señalen nuestra capacidad, idoneidad, destreza, habilidad, pero no es tan grato saber que somos útiles o que servimos.

En suma: nos ofende que otros nos usen y toleramos que los demás reconozcan que servimos para una u otra tarea, pero preferimos que se reconozca nuestra valía, inteligencia, capacidad.

De estos matices semánticos, me inclino a suponer que nuestra satisfacción depende de cuán alejados nos sintamos de los objetos inertes (cosas, útiles, herramientas, objetos), podríamos compartir cualidades con algunos animales (fiereza, resistencia, mansedumbre), pero definitivamente nos quedamos con aquellos adjetivos que dejan bien en claro que pertenecemos a la especie humana, entendiendo por tal la especie más valiosa de la naturaleza... según nuestra propia opinión, claro!

La suspicacia, (desconfianza en si el otro nos valora con justicia), se manifiesta por una actitud reivindicativa, reclamante, que exige respeto, consideración, especial atención.

Alguien suspicaz es particularmente sensible a cómo los demás se dirigen a su persona, tienen especial sensibilidad para detectar cualquier adjetivo que lo descalifique, lo desvalorice, ponga en duda su condición de «ser humano».

Durante nuestra infancia y durante nuestra vida estudiantil, son nuestros mayores (padres, docentes) quienes nos van guiando si damos cuenta o no de las expectativas que ellos tienen hacia nosotros. Sus juicios de valor son una guía.

Cuando termina esta primera etapa de socialización (en la adolescencia), ya no corresponde que otros nos califiquen pues somos cada uno de nosotros quienes sabremos juzgarnos, en el acierto o en el error.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Significante Nº 1.307



¡Cuidado! Si lo sabes todo te vuelves autosuficiente y, por lo tanto, autoerótico. ¡No podrás tener hijos! Resumiendo: saber todo provoca esterilidad.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Significante Nº 1.306


Desde que me recibí de abogado, montamos un estudio con mi primo contador para presupuestar las ventajas y desventajas (ganancias y pérdidas) de evadir cada ley.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Significante Nº 1.305



Dios les ordena a sus ministros que nos aprieten pero la orden de ahorcarnos solo se la da al de economía.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Significante Nº 1.304


Tengo que encargarme de todo porque fui polinizada por el zángano de mi marido.

martes, 25 de septiembre de 2012

Significante Nº 1.303



Los libros de autoayuda son un consuelo de tontos porque los autores escriben sobre lo que es mal de muchos.