miércoles, 30 de abril de 2008

Significante Nº 68

¿Para qué me llamaste? Son las diez de la madrugada y tengo un sueño sepulcral.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Madrugada a las diez? ¿Dónde anduvo este personaje? Tienes reunión de ministros y están todos esperando por tí. Apúrate que sin tu presencia no arrancan. ja-ja.

Anónimo dijo...

soy estudiante de psicología y tengo pensado que mi padre después de cumplir los 50 años empezó a decir que no le alcanzan las 8 horas de sueño que duerme y se levanta tardísimo. Para mí que lo que está tratando es de verse como un adolescente que con menos de 12 horas no se aguanta parado.

Anónimo dijo...

Mi abuena criticaba a mi abuelo porque éste nunca se privaba de su hora de siesta. Para alentarlo, ella le decía: "Ya tendrás toda la eternidad para estar durmiendo".

Anónimo dijo...

Lo que más me gusta es dormirme así que si me despiertan me hacen un favor siempre y cuando me dejen seguir durmiendo.

Anónimo dijo...

Suena raro eso de las diez de la madrugada pero mis mejores horas de lucides las tengo entre las once de la noche y las seis de la mañana, así que para mí las diez de la mañana son como una madrugrada. ja-ja

Anónimo dijo...

Como soy partidario de los métodos naturales, de la ecología, de la paz por sobre todas las cosas, el único llamado que admito es el informe de nivel de mi vejiga. Todos los demás fueron, son y serán rechazados con toda la energía de la que estoy dotado: Para el bien y para el mal.

He dicho.

Anónimo dijo...

Sé que soy una mujer encantadora, dulce, tierna, fiel, servicial, útil, trabajadora, ahorrativa, sexualmente una fiera desbocada, sería capaz de hacer feliz al hombre más exigente del planeta y carezco de pretensiones. Sólo ha fallado una cosa en los últimos 26 años: Nadie ha usado el despertador adecuado de todas estas maravillas que laten dormidas en mi interior.

Anónimo dijo...

Mi madre hace cosa sin sentido y como ella, todos los demás adultos. Me obliga a levantarme para no hacer nada. Cuando tengo cosas que hacer no necesito que ella me avise: me levanto y punto, pero no entiendo que extraña costumbre tiene de lavantarme porque ya es demasiado tarde. ¿Tarde para qué si no tengo nada que hacer?