martes, 15 de abril de 2008

Significante Nº 55

— Seguís con fiebre.
— Si, pero ahora es uterina. ¿Cuándo venís?

10 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Ya!!

Anónimo dijo...

Cómo desearía yo estar vinculado en este nivel de confianza con una mujer que pueda hacerme una invitación tan nítida, sin que yo tenga que estar arriesgando a si es que sí o si es que no como todas las que conocí hasta ahora que nunca me dicen las cosas como son. Por qué no podemos limitarnos a un SI o un NO sin dar tantas vueltas? Odio la poesía metafórica y el romanticismo bobalicón.

Anónimo dijo...

¡La fiebre uterina no existe licenciado! Es un invento de uds, 'los monopolvistas', que por estar muertos de envidia con nuestra producción orgásmica, nos achacan una enfermedad.

Anónimo dijo...

Tengo al hijo del jefe en la mira y en cualquier momento le hago una llave de judo y me lo clavo como a una herradura. Es precioso el niño y se ve que no está seguro de lo que le pide su cuerpito. Le voy a dar una clase de lo lindo que es ser gay con un taladro como yo.

Anónimo dijo...

Más o menos con este diálogo empezó a gestarse mi tercer matrimonio. Con los dos primeros logré zafar del edipo porque ir a un psicoanalista es demasiado aburrido y costoso.

La hembra que me contestó mirándome a los ojos que estaba mejor de la gripe pero peor del catarro vaginal y que si yo cometía omisión de asistencia me demandaría, esa es ahora mi tercer mujer y tengo otra vida. Me tiene destruido pero feliz. Muy feliz.

Anónimo dijo...

No me engancho con esto. Me la imagino una gorda llena de pelos y un poquito sucia.

Para mi las que tienen fiebre uterina son las putas baratas.

Anónimo dijo...

¿Hasta dónde llega el calor del útero señora? ¿se queda en el cuello vaginal o invade el clítoris y los labios mayores? Comprendo.
Ahora me doy cuenta por qué el ginecólogo mandó a la enfermera a buscar algodón al sur de EEUU y trancó la puerta con llave. Lo que pasó después él me explicó que se trataba de una forma de terapia focalizada.

Anónimo dijo...

Hay Licenciado, esos chistes son un poco tristes para las mujeres grandes como yo. Se lo digo con toda propiedad porque acabo de intentar con una fórmula similar y todos colgaron el teléfono.

Anónimo dijo...

Conviértase en el renegado, tráigame una recompensa y después vemos. Mientras sigo tomándome la temperatura.

Anónimo dijo...

...y él se teletransportó para estar a su lado. Hicieron el amor y luego se lo comió.