miércoles, 16 de abril de 2008

Significante Nº 56

¡Hola perrito! ¿Estás paseando a tu amo como siempre?

7 comentarios:

Anónimo dijo...

ja-ja. Hoy cuando lo saqué a hacer sus necesidades, le hablé como siempre pero esta vez le dije: "Así que sos vos el que me saca a mi?" Me miro pero no sé si esta vez me entendió. ja-ja.

Anónimo dijo...

Esto se nota mucho cuando nieva o llueve a torrentes y allá va el más desgraciado de la familia a que la señorita olfatee, orine y defeque como si nada pasara. A veces la odio, pero no tanto porque la tenga que sacar cuando prefiero quedarme encerrado sino porque posee esa capacidad de darme órdenes sin levantar la voz, sólo mirándome, rascando la puerta o quejándose en tomo muy bajito.

Anónimo dijo...

Si existe alguien que se merece lo mejor de mí y cualquier tipo de esfuerzo es mi perrito. Nadie como él me comprende, me acompaña, me es fiel, me dice la verdad siempre. Nunca pensé que iba a llegar a esto, pero ya estoy segura de que los perros son mejores que las personas.

Anónimo dijo...

En el apartamento de mi novia pusieron un cartel que dice "Cuidado con el perro" porque tienen miedo que alguien lo pise.

Anónimo dijo...

- Mi gato ha matado a tu perro.
- ¡Que va! Si el mío es un doberman.
- Si, pero mi gato es hidráulico.

(ji-ji)

Anónimo dijo...

Llegan a la pelea de perros, el fanfarrón con un doberman negro malísimo y Droopy con un perro salchicha bastante lento. Empieza la pelea y el salchica se lo traga al dóberman en dos bocados.
- Con lo que me costó entrenar a este doberman... -se queja el fanfarrón.
- Con lo que me costó hacerle la cirugía estética al cocodrilo..., dice Droopy.

Anónimo dijo...

Tuve que dar en adopción a mi perro porque el me sacaba a pasear de una manera que ya se había puesto peligrosa. Vivía en un edificio de apartamentos que no tiene ascensor y Tobi me ha rebolcado por la escalera 4 veces. Tengo en mi haber 3 fracturas, la última fue expuesta. Decidí mudarme a un antiguo apartamento en planta baja, que queda al fondo de un largo zaguán. Por ese zaguán también he sido arrastrada. No me animaba a soltar la correa porque Tobi no sabe manejarse en la calle. Cuando llegábamos a la vereda a él se le daba por fanfarronear con todos los perros del barrio y una vez que peleó con un setter irlandés quedé atada al tronco de un árbol, porque se rompió la correa con extensor y las sucesivas vueltas alrededor del árbol terminaron por inmovilizarme.
Ahora vive con su familia adoptiva en el campo y me contaron que se pasa todo el día corriendo a las ovejas y es un perro muy feliz.