— A usted le falta vergüenza. — Quizás a usted le sobren escrúpulos.
16 comentarios:
Anónimo
dijo...
Creo que la vergüenza nace del temor al ridículo y el temor al ridículo de la conciencia de nosotros mismos y quienes nos rodean. La vergüenza cumple función brújula, pero no hay que dejarla que se tome demasiado poder. A veces nos avergonzamos sin necesidad. Es bueno hablar con alguien de confianza porque a veces escuchando otro punto de vista, la vergüenza deja de atormentar, o al menos se ven las cosas con más relatividad.
Me enseñaron a ser muy escrupuloso, moderado, constreñido, sobrio, de pocas palabras. En mi casa los que hablaban mucho enseguida eran mirados con la mirada congelante de mi padre. Él nos imponía con un rigor militar que cada uno se expresara midiendo lo que decía, cuándo lo decía, en qué tono, con qué fundamento. Nunca oí de un padre así. Todo lo que quise decir y que no cumplía con ese reglamento está escrito en mi diario íntimo que ya lleva muchos cuadernos con letra ilegible para cualquiera que no sea yo.
Desde que me recomendaron que leyera los significantes de este blog, lo tomo como si fueran palabras cruzadas que me ejercitan la mente porque me parece que detrás de una frase o un diálogo poco importantes se pueden encontrar muchas cosas dependiendo de la imaginación que uno tenga cuando lo vaya a leer.
Dicen que con los años se va perdiendo la vergüenza. Mi abuelita recuerdo que se había puesto muy procaz. Pero todos nos divertíamos, empezando por ella. Capaz que de jóven le habían sobrado escrúpulos.
Escrúpulos, es una buena palabra, algo deseable en las personas, sin embargo a mi me suena a escroto, culos, putos, forúnculos. No tengo nada en contra de esas palabras, pero no parecen muy escrupulosas.
16 comentarios:
Creo que la vergüenza nace del temor al ridículo y el temor al ridículo de la conciencia de nosotros mismos y quienes nos rodean.
La vergüenza cumple función brújula, pero no hay que dejarla que se tome demasiado poder.
A veces nos avergonzamos sin necesidad. Es bueno hablar con alguien de confianza porque a veces escuchando otro punto de vista, la vergüenza deja de atormentar, o al menos se ven las cosas con más relatividad.
Me enseñaron a ser muy escrupuloso, moderado, constreñido, sobrio, de pocas palabras. En mi casa los que hablaban mucho enseguida eran mirados con la mirada congelante de mi padre. Él nos imponía con un rigor militar que cada uno se expresara midiendo lo que decía, cuándo lo decía, en qué tono, con qué fundamento. Nunca oí de un padre así. Todo lo que quise decir y que no cumplía con ese reglamento está escrito en mi diario íntimo que ya lleva muchos cuadernos con letra ilegible para cualquiera que no sea yo.
Desde que me recomendaron que leyera los significantes de este blog, lo tomo como si fueran palabras cruzadas que me ejercitan la mente porque me parece que detrás de una frase o un diálogo poco importantes se pueden encontrar muchas cosas dependiendo de la imaginación que uno tenga cuando lo vaya a leer.
Al escuchar este diálogo pienso otro diferente pero aún más claro.
- Ud es demasiado negro.
- Quizá ud es demasiado blanco.
Este diálogo representa el cruce de los dos grandes grupos de personas: los caraduras y los desfachatados.
Quiro plamar aquí dos aportes inteligentes para mejorar el promedio de tanta mediocridad de comentarios triviales:
1) Es una vergüenza no tener escrúpulos; y
2) La vergüenza ajena ¿se rige o no se rige por el deprecho a la propiedad? ¿ehh?
¿Soy un genio verdad? ;-)
Tengo que agregar esta frase: "Es mejor pedir perdón que pedir permiso".
No se si va con el tema, pero necesitaba participar.
Después vuelvo para ver si me lo publicaron.
Para mí que Estrella planifica hacer algo ¿llegará al estrellato? o ¿terminará estrellada?
Paolo, no tener escrúpulos más que una vergüenza es una enfermedad.
No se bien que son los escrúpulos ¡pero qué palabra fea! Me los imagino como bolsitas de grasa en los intestinos, puaj!!
Dicen que con los años se va perdiendo la vergüenza. Mi abuelita recuerdo que se había puesto muy procaz. Pero todos nos divertíamos, empezando por ella. Capaz que de jóven le habían sobrado escrúpulos.
Escrúpulos, es una buena palabra, algo deseable en las personas, sin embargo a mi me suena a escroto, culos, putos, forúnculos. No tengo nada en contra de esas palabras, pero no parecen muy escrupulosas.
La vergüenza es como una cigüeña que estira su cuello para mirar con buena perspectiva que tan bien se refleja su imágen en el lago.
La vergüenza es una verga con ungüento.
El verbo sobrar unido a la palabra escrúpulos se asocia a gelatinosa celulitis post-cuarenta.
La palabra vergüenza no existe en mi vocabulario, antes compro un escapulario y me la saco de los labios para gozar la influencia de la mala decencia.
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