miércoles, 12 de marzo de 2008

Significante Nº 28

— Por qué tira los desperdicios en la vía pública. Estoy segura de que en su casa no es tan descuidado.
— No tengo casa. Vivo en la calle.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque viva en la calle, ¿Por qué tiene que ensuciar? ¿No hay papeleras en esa ciudad? ¿Quien viva en la calle tiene derecho a ser sucio? No me extrañaría que ese señor que hoy se toma tantas libertades porque vive en la calle, en algún momento de su vida fue estudiante y tuvo algún puesto de gerente de alguna corpóración multinacional con un sueldo de CEO y que mantuvo a raya a sus empleados para que hicieran las cosas bien.
No hay caso, hay gente que se cree la dueña del planeta!! :)

Anónimo dijo...

Por higiene se entieden diferentes cosas. Si me pusiera muy quisquillosa, diría que cada uno tiene su propia idea al respecto. Los franceses del siglo XVIII, p.e., entendían que buena higiene es buen perfume.

Anónimo dijo...

Salgo con locas (en el Río de la Plata le decimos 'locas' a las mujeres fáciles, que sólo les interesa la diversión a como de lugar)y también tengo fantasías locas. Vieron que existen unas pocas empresas minoristas de turismo que ofrecen excursiones a lugares peligrosos, Bagdag sería uno. Copiando esa idea a mí se me ocurrió que mucha gente podría querer vivir un cierto tiempo en la calle. Mi fantasía también se inspira en que hay gente que abandona sus apartamentos de lujo para ir a vivir durante un tiempo a una carpa como un humilde indígena.

Anónimo dijo...

Según mi teoría (porque yo pienso mucho. Por lo menos mientras no me decida a trabajar en algo), según mi teoría, digo, esta señora que incordia al buen hombre que tira todo lo que le sobra en la vía pública, sería una buena ciudadana realmente (y no una cacatúa chillona insoportable), si, molesta por esa suciedad, fuera hasta su casa, tomara los utensilios que requiriera su emprendimiento, limpiara silenciosamente cualquier suciedad que encontrare en la vía pública y tirara el resultado de la recolección en algún dispositivo que la comuna hubiera destinado al efecto. ¿Tengo razón o no?

Anónimo dijo...

No puedo menos que reírme de los brillantes pensadores que procuran solucionar todas las inconductas sociales mediante la reformulación de los planes de estudio de las primeras etapas educativas. La escuela es una porquería, es un desastre, le amarga la vida a los niños, les quita alegría de vivir, le impone sacrificios inhumanos, son tratados con violencia psicológica y como si esto fuera poco, además le quieren agregar la tarea de prometer una ciudadanía responsable.

El Marqués de Sade debió dirigir alguno de estos centros pedagógicos.

Anónimo dijo...

Bueno, hay que ver. Hay desperdicios y desperdicios. Algunos no me animo ni a escribirlos aquí porque me da asco el solo mirar el teclado.

Anónimo dijo...

¡Qué bueno que existan personas como esta señora que señalen valientemente a los infractores! y no como otros que yo conozco que lo único que hacen es criticar a los demás y cuando son testigos de una mala conducta no dicen ni chito. Esta señora es un ejemplo de civilidad y deberíamos ser como ella... aunque suba la tasa de homicidios, pero ¡bueh! no se puede pedir todo.

Anónimo dijo...

¡Cuánta frialdad! Ninguno de los comentaristas reparó en la triste realidad del señor que vive en la calle. La tecnología cada vez nos aleja más de nuestro porcentaje humano. Cuando alguien dice por TV que vive en la calle, caen del cielo mil ayudas, pero claro, como la internet es más moderna tiene que ser más inhumana.

Anónimo dijo...

Si el hogar es en la lleca está en todo su derecho de manejarse como si fuera su casa ¿o no tiene derecho a un ámbito subjetivo donde vivir siendo él mismo de acuerdo a sus propias reglas?

Anónimo dijo...

El problema es simple, ese hombre es un hombre pero no ha llegado a la categoría de ciudadano, por lo tanto no sabe que uno de sus deberes es cuidar de aquellos bienes que nos son comunes. Antes de insultarlo averigüen su edad mental porque si es un niño según su coeficiente, debemos exigirle en la medida de sus posibilidades.

Anónimo dijo...

No me importa lo de las posibilidades, las capacidades, la conciencia ciudadana, la educación. Lo único que pido es tener la humilde libertad de tirar el boleto en la vereda. ¿No visualizan como terroríficos esos países blancos, de mujeres blancas de cabellos rubios cenicientos con pañuelos atados y largos sobretodos verdes que con las manos inmaculadas colocan el boleto en el recipiente adecuado, cenan a las siete de la tarde y se suicidan los domingos cuando cae el sol.

Anónimo dijo...

Yo prefiero que me tiren en la vía púbica.