Razono
1. No puedo amar a quien me falte el respeto.
2. Mentir es una forma de faltar el respeto.
3. El que se miente a sí mismo, seguro que a mí también me miente.
4. Quien piense que ayuda a los demás desinteresadamente, se miente a sí mismo.
5. Concluyo: ¡Cuidado con los devotos de la generosidad!
(Aclaración legal: así como «la ignorancia de la ley no exime su aplicación», quien se miente a sí mismo, quizá ignora que lo hace, pero eso no lo vuelve más sincero y confiable: es un peligro para sí mismo y para la sociedad).
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11 comentarios:
No solamente con los generosos sino con mis propias buenas ideas sobre mi mismo. Me llevó años de psicoterapia llegar a reconocer que solamente me mueven intereses personas pero que esto no significa que sea una mala persona sino que puedo funcionar como cualquier otro pero con la diferencia de que el bien que les haga no es por amor a ellos sino por amor a mi mismo.
La diferencia parece chica pero no lo es porque significa renunciar a una creencia falsa: de que los seres humanos pueden ser buenos o malos. Son como son y a veces sus actitudes son desagradables y hasta llega a perjudicar a los demás, mereciéndose que le apliquen alguna norma correctiva, pero eso no significa que lo haga por malo.
No nos olvidemos que en este mismo blog se ha dicho que la mentira es algo tan grave. Tampoco me voy a poner exquisita con lo de la coherencia porque en este mismo blog también se patrocina que no debemos exagerar como si las personas fuéramos máquinas.
Amar a una persona perfecta supongo que debe ser más que fácil. El asunto es cómo amar a una persona que mienta porque es tan torpe que no sabe que miente. Digo esto porque precisamente yo amo a mi marido, eso me consume mucha energía porque es un tipo del que no logro explicarme cómo me enganché con él.
El problema con los devotos de la solidaridad es que casi todos estamos esperando que otros sean solidarios con nosotros y entonces estas predispuestos a creer cuando aparece alguien que dice ser el único que nos ayudará. A mi ya me pasó más de 4 veces y no estoy segura de que no me vuelva a pasar. Veo como los teatros, cines y canchas de futbol se llena de gente que cree en falsos solidarios. Quizá no es que haga falta creer; quizá no es que uno sea tonto; Quizá lo que sí nos hace falta es padecer desilusiones.
Esta vez sí que no adhiero al planteo del licenciado sobre esta especie de condena a los mentirosos. Me quedo con otras teorías en las que nada es verdad ni es mentira. Son más distendidas, menos obsesivas y fóbicas. El mundo para mí es y tiene que ser histérico porque sin la histeria no habría noviazgos, embarazos, niños, ... noviazgos...
Al principio esta insistencia sobre la falta de bondad en el ser humano me caía bastante mal pero en la terapia me sirvió para ir entendiendo que muchas de mis dificultades en la vida están motivadas por no reconocerme con ciertad maldad y que no por eso estoy enferma.
Esto de no poder amar a quien nos falte el respeto me hace acordar a todo lo referente a la violencia doméstica, que no solamente alcanza a la física sino también a la psicológica y a la moral.
Ayer fue nuestro día y se habló mucho sobre estos problemas que tenemos.
en un todo de acuerdo con el psicólogo nada se hace o se dice desinteresadamente. Por lo general no nos damos cuenta qué interés estamos defendiendo, pero está clarísimo que todo lo que hacemos es en defensa de nuestro placer
Mieres dice que mentir es faltar el respeto, entonces tampoco cree en el respeto, porque en otro relato dijo que defendía la mentira
una persona a la que quiero mucho me dijo "no me pidas que sea coherente"; así no se puede vivir, no hay puntos de referencia.
Las personas que se creen la gran cosa son un peligro para la sociedad. Habría que ver si tienen antecedentes de esquizofrenia en la familia, y si los tienen, no permitirles procrear.
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