domingo, 6 de julio de 2008

Sexualidad religiosa

En psicoanálisis se habla mucho de la castración y la mayoría de los psicoanalistas no saben bien de qué están hablando. Creo que es una cosa rara del lenguaje en la que primero se inventó la palabra y ahora se anda buscando el significado.

Como esa palabra por ahora está habitada por significados informales, yo agrego el mío porque nadie tiene derecho a prohibírmelo.

Los varones sentimos una especie de castración después de eyacular porque aquel pene tan durito y elegante queda convertido en un triste fleco de proteínas. La asociación está presente en la mayoría de nuestras cabezas: el placer es castrador. Por eso es que tantas personas huyen despavoridas del deseo como si éste fuera Satanás.

Para aliviar esa angustia de castración, se inventó el mito de «la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo (léase: Nuestro Señor Pene)»... que en la práctica es verdadero porque al tercer día (1) de haber tenido un orgasmo demoledor, nuestro Señor Pene revive.

(1) Lo de «al tercer día» es tanto bíblico como estadístico porque la mayoría de los matrimonios felices tienen sexo dos veces por semana.

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10 comentarios:

Anónimo dijo...

Re-bueno. Lo entendí todito. Me gustó. Se lo mandé a mis amigos. Siga así que me sirve. Gracias. Saludos.

Anónimo dijo...

Debo precisar que mi Jesus Cristo es capaz de resucitar en una hora y a veces menos. Tres días debe ser para quien no tiene al lado a una mujer excitante o está aburrido de ella.

Anónimo dijo...

Con esta comparación me siento un poco la Judas de la pareja.

Anónimo dijo...

El pajarito de mi novio cuando se cae del nido me enternece y me gusta curarlo, ver como se va recuperando poquito a poco hasta que se convierte en un águila monarca de las cumbres. Quiero ser su enfermera más puta para que nunca busque otro nidito que no sea el mío.

Anónimo dijo...

Ingrid, tus palabras me conmueven hasta las lágrimas. Me siento tan identificada contigo! No sé si a vos también te pasó, pero cuando el Lic. habla de fleco de proteínas me estruja el corazón. ¡Es tan bonito un pene en reposo!

Anónimo dijo...

En un país muy lejano vivía una raza de hombres que siempre tenían el pene parado. Allí nadie trabajaba (o mejor dicho, sólo existía el trabajo sexual, que no era llamado trabajo sino "orgullosa labor"). Nacían muchos niños con empresas debajo del brazo y los adelantos de la tecnología permitían que la producción y los servicios descanzaran en los brazos de apuestos robots. Los niños pululaban en las plazas. Predominaba la tolerancia y el buen humor. Sólo una cosa estaba prohibida en ese país lejano: los jeans ajustados.

Anónimo dijo...

Soy estudiante de psicología y la otra vez pedí en clase algunas aclaraciones sobre el concepto de castración. El profe sonrió con suficiencia y empezó a hablar y hablar y a irse por las ramas, tanto, tanto, que todo el grupo terminó llorando sin parar.

Anónimo dijo...

Si encontrás el significado ¿te dan algún premio? Tire pistas. ¿Estará escondido en alguna plaza? ¿Es la misma estrategia publicitaria que utilizó Ed. Planeta para el Día del Libro?

Anónimo dijo...

La palabra castración está habitada por informales que destrozan las estructuras, venden las puertas y las ventanas y para colmo de males si les das laburo es inútil porque no tienen hábitos de trabajo.

Anónimo dijo...

Usted no tiene derecho a agregar ningún informal más. ¡Nosotros pagamos los impuestos!