domingo, 1 de junio de 2008

Se quejan de llenos

En mi país (Uruguay) todos nos quejamos de que el gobierno nos cobra demasiados impuestos y le decimos a quien quiera escucharnos que «ya no podemos más».Los gobernantes, cuando se acerca el período eleccionario, prometen que rebajarán la carga tributaria y los uruguayos les creemos, los votamos, vuelven a gobernar y por algún motivo —siempre justificado— la carga tributaria vuelve a subir.

Anoche miraba con estupor cómo en un programa de televisión de gran audiencia, un carismático conductor arengaba a los televidentes para que hicieran donaciones para una cierta obra de caridad. Los empobrecidos (¿?) ciudadanos saturaron las líneas telefónicas entregando su dinero para que se realizaran obras que debieron hacer los gobernantes.

¡El «sentido común» es un mito!

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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy una de las que colabora con cuanta obra benéfica logra conmoverme y además me quejo de que el gobierno me cobre impuestos que no sé ni qué hace con mi dinero. No es tan difícil darse cuenta y mucho menos es una actitud contradictoria. Habría que borrar el Estado!

Anónimo dijo...

Nunca participé haciendo donaciones pedidas por televisión y mucho menos pude mirar un programa entero. Creo son sensibleros, efectistas, sádicos y altamente morbosos.

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice el psicólogo. Es una vergüenza que los gobernantes, si tuvieran un poquito de dignidad, no debería permitir.

A los necesitados deben atenderlo las instituciones públicas que cuentan con los recursos adecuados en cuanto a información y dinero y no las explosiones voluntaristas que vaya uno a saber por qué se producen y luego desaparecen.

Anónimo dijo...

Alguna vez escuché que estos eventos filantrópicos no son más que formatos publicitarios, donde personas físicas y jurídicas se hacen ver, cada uno con algún propósito o interés, usando como pretexto un motivo popularmente valorado como es la ayuda a los más necesitados.

Anónimo dijo...

Por lo menos en Argentina todo es un desastre. Los gobiernos que yo conozco, nunca hicieron algo bien. Son grandes fábricas de vergüenza. Si no fuera por los deportistas que a veces ponen bien en alto los colores de la patria, seríamos en el mapamundi una verdadera mancha de tuco.