domingo, 8 de junio de 2008

Los honorarios del bondadoso

Es bueno contar con gente capaz de prestar una ayuda cuando uno más la necesita y, felizmente hay mucha gente que se ofrece generosamente para «colaborar en todo lo que necesite». Estos maravillosos seres humanos sólo aspiran a que, si algún día lo necesitan, puedan cobrarse aquel favor que un día le hicieron desinteresadamente.

A pesar de que estas transacciones se realizan en un contexto de máxima confianza y fraternidad, no está de más tener presente que el ser humano no se caracteriza por su filantropía. En todo caso, cuando alguien hace un trabajo sin cobrarlo está, como dije al principio, prestando una ayuda: ¡No regalándola!

Si por ahorrarse el salario que le cobraría un carga bultos, usted le pide a un buen vecino que lo ayude con el traslado de sus muebles a otro domicilio, no se extrañe si algún día le pide que le done un riñón. Si así sucede y para no defraudarlo, por lo menos concurra a que le realicen el examen de compatibilidad. Por ahí tiene suerte y le da negativo.
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9 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto le puede pasar a esas personas apocadas que no saben decir que no. Yo pido favores a diestra y siniestra y jamás se me ocurre pensar que eso me va a convertir en un esclavo de alguien. ¡Nada que ver!

Anónimo dijo...

En realidad los problemas que tengo trato de que siempre me los resuelva otro/a. Soy como un pescador de soluciones. Mi arte consiste en tender las redes y tener mucha paciencia hasta que caiga alguien que sepa como arreglarme la cisterna del baño que chorrea, para la morosidad con algunos tributos espero a que salga algún plan especial para los que no pudimos pagar,... es todo cuestión de ingenio. El esfuerzo lo hago igual porque a veces tengo que romperme la cabeza para ver cómo hago para que fulano o fulana se pongan las pilas y se motiven para hacerme el favor, pero de a poco todo se va resolviendo y no quedo en deuda absolutamente con nadie.

Anónimo dijo...

Eso de que los demás nos pueden prestar una ayuda es una forma eufemística de hablar, en realidad las ayudas son donaciones no retornables y punto. Se supone que por algo hacen el favor que hace. La gente no es idiota.

Anónimo dijo...

Cuando creía en la ayuda desinteresada aún era inocente y todo parecía más simple y bello.

Anónimo dijo...

¿Cómo se puede hacer el bien sin mirar a quién? Me parece que cuando hacemos el bien en abstracto es cuando más claramente estamos haciendo algo por nosotros mismos y eso es sano.

Anónimo dijo...

Alguna vez me han dicho que veo la vida como a una novela épica y ahí me inserto como un héroe, persiguiendo fines altruristas. Me gusta sentirme así y trato de ser coherente. A los que me rodean también les viene bien que sea así. No creo estar equivocado.

Anónimo dijo...

Es cierto que cuando se colabora con otro se espera algo a cambio, aunque más no sea contar con la ayuda del otro cuando se lo necesite. Es positivo que así sea, es bueno vivir en una sociedad donde la gente está siempre dispuesta a dar una mano, claro, de ahí a que cada uno sea capaz de sostener esa actitud es otra cosa.

Anónimo dijo...

Lo mejor es ser independiente, no andar precisando los favores de nadie. Lo ideal sería que además de ser independientes, seamos capaces reaccionar de manera sensible y efectiva frente a las necesidades de los demás, porque nadie es tan independiente todo el tiempo.

Anónimo dijo...

Cuando me piden favores excesivos o que escapan a mis posibilidades digo que no, cuando el vecino me pide un riñón digo que no, pero cuando me pide una taza de azúcar digo que sí.