domingo, 8 de julio de 2012

No todos necesitamos lo mismo



Si creemos que los demás son idénticos a nosotros, no podremos negociar con la mayoría de ellos.

Cada poco tiempo estoy recordando aquella frase que dice: «Cuando Pedro habla de Pablo, dice más de Pedro que de Pablo».

Para los que no han leído aún la explicación psicoanalítica de esta afirmación, les comento que existe un axioma (verdad tan evidente que no necesita explicación) que dice «No se puede sacar de donde no hay».

Este axioma también significa que, aquello que sacamos de algún lugar, antes estaba ahí: si sacamos agua de una botella es porque esa botella contenía o aún contiene agua.

Cuando Pedro habla de Pablo, está exhibiendo (sin darse cuenta) cuáles son sus propios contenidos aunque en el discurso se los esté atribuyendo al otro.

Es la ingenuidad que todos conservamos (el niño que llevamos dentro) la que nos impide saber que, cuando Pedro dice que Pablo es irritable, lo que en realidad nos está diciendo es que el mismo Pedro lo es, sin perjuicio de que Pablo también lo sea.

No es solamente nuestra ingenuidad deliciosamente infantil la que nos lleva a ignorar nuestras propias características cuando señalamos que otros sí las tienen, también estamos condicionados por lo que en psicoanálisis se denominan «negación» y «proyección», esto es: no queremos reconocer algunas de nuestras particularidades porque nos avergüenzan (negación), y preferimos verlas en otras personas, como quien intenta hacer que otro cargue con nuestras culpas o responsabilidades (proyección).

En el terreno de las relaciones sociales, esta combinación de acciones (negación + proyección), suele causarnos unos cuantos problemas, sobre todo cuando cometemos dolorosas injusticias al atribuirle nuestros defectos a los demás.

Esta combinación también es perjudicial en el plano laboral cuando creemos que nuestros clientes, proveedores, empleadores o subordinados, solo necesitan lo mismo que nosotros necesitamos.

8 comentarios:

Gladys R. dijo...

Ahora me doy cuenta, qué suerte que lo leo !! Yo estaba enojada con unas visitas esperadas que se instalaron en mi casa por una semana; enojada con mi suegra que dice "Yo no me quiero meter, pero..."; enojada con mi marido porque se porta con grosería; de todos pensé mal, y ¡oh!, ¿qué estoy diciendo de mí misma?, ¿por qué no reconocer que el conflicto es conmigo?

Germán dijo...

Esperamos que los demás se comporten igual a como nos comportaríamos nosotros en la misma situación. Eso es imposible.

Natalia dijo...

He observado que con frecuencia las personas desconfiadas, proyectan en los demás sus malas intenciones.

Hugo dijo...

Cuando tenemos un defecto del que nos avergonzamos, preferimos verlo en los demás a aceptarlo en nosotros mismos. Y lo vemos a cada rato en los demás, porque le prestamos especial atención a todo aquello del otro que nos hace ver reflejados.

Jorge dijo...

Qué cosa! Mis empleados siempre necesitan más que yo.

Evaristo dijo...

Para negociar hay que comprender qué necesita el otro. Para eso hay que escucharlo profundamente, observarlo y pensar.
Hay que conocer para negociar.

Javier dijo...

Nada más fácil que ingeniárnosla inconscientemente para que el otro cargue con nuestras culpas y responsabilidades. Con lo que nosotros reprimimos y otros no reprimen.

Margarita dijo...

Es trágico que muchos matrimonios, después de haber convivido toda una vida, sigan pensando que el otro precisa las mismas cosas que yo preciso.