Según cierta interpretación, la esposa es la dueña
de casa y de todo, inclusive de su marido, aunque nadie lo reconozca.
En algunos matrimonios ocurre
lo que describiré a continuación: Él hace un aporte económico mayor que ella y
ella realiza menos gastos en gustos personales que él.
Por ejemplo, si los ingresos
del hogar ascienden a 100, los gastos generales consumen 60, del remanente
(40), él gasta 30 y ella 10.
Nunca faltan los justicieros
que se enteran de esta asimetría y que, con
la mayor buena voluntad y sin ningún
ánimo de enturbiar las relaciones entre el hombre y la mujer, sugieren que
estarían mejor las cosas si ambos gastaran la mitad del excedente (20 cada uno)
y no como sucede ahora pues claramente ella está en desventaja.
A pesar de la buena voluntad de este asesor, que da
respuestas sin esperar a ser consultado, podría ocurrir que ella resulte intelectualmente
iluminada y comience a sentirse abusada por el compañero consumista.
Como ella no tiene interés en
sembrar nuevos conflictos dado que felizmente
estos surgen sin que nadie los cultive, argumenta que ese reparto no
igualitario se debe a que él hace un aporte a los gastos del hogar superior al
que ella puede hacer.
Si el asesor voluntario está
atento y conserva aquel afán de justicia
distributiva que lo llevó a realizar el primer planteo reivindicativo, le
señalará a la señora que es un patético egoísmo gastar más porque aporta más,
desconociendo las tareas no remuneradas que la señora realiza más que él.
La buena intención del asesor voluntario podría verse frustrada porque
los integrantes de esta pareja se pelean cuando descubren que se abusan
mutuamente.
Según otra interpretación, la
esposa es la dueña de casa y de todo, inclusive de su marido, aunque nadie lo
reconozca.
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8 comentarios:
No sé por qué motivos hay hombres que retienen junto a su lado a la esposa, cuando todo parecería indicar que no la ama. De pronto lo errado es esto último, pensar que no la ama. Claro que existen formas de amar poco entendibles y hasta dañinas. Quizá el amor no esté libre de daños y perjuicios.
Las formas de vincularse con el dinero son tan variadas... tan variadas como las formas de amarse.
La mujer necesita la ternura del hombre. El hombre necesita tanto o más la ternura de la mujer, pero no se siente habilitado para expresarlo.
Tener que repartir el dinero de una pareja a 50 y 50, parece bastante patético, pero si somos sinceros, estamos muy pendientes de que esa igualdad se realice y mantenga.
Los cultivadores de conflictos siempre encuentran tierra fértil.
Es demasiado fácil reconocer el abuso y demasiado difícil reconocerlo cuando te lo adjudican.
Las más de las veces, el poder en la familia lo tiene la mujer. Y la muy tonta lo desperdicia.
Una mujer hecha y derecha se reconoce como tal y se siente orgullosa.
Medir las asimetrías no es tarea fácil. Sobre todo medirlas en los humanos, que tenemos formas tan asimétricas.
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