El tirano no era hipócrita. Creía en la mentira como un instrumento de trabajo. Para mí el engaño y la mentira no son buenos instrumentos, pero para muchos sí. No respeto a esas personas, pero trato de defenderme de ellos y de tolerarlos -hasta cierto punto-.
Me prohibieron hablar pero yo seguí escribiendo. Eran años duros. Llegó un momento que me tuve que ir bastante lejos. En ese lugar pude hablar y escribir. Y algo pudo hacerse.
La hipocresía no me gusta, aunque admito que algunas personas pueden llegar a ser graciosas en su hipocresía. Resulta que son hipócritas en situaciones intrascendentes y es como que juegan. En esos casos no me resulta tan condenable. Ahí las simpatías fingidas, con personas desconocidas e intrascendentes, no genera demasiadas complicaciones ni heridas.
Encarcelar a los que molestan de uno u otro modo, es una cuestión recurrente. Un mal que se viene arrastrando a través de milenios y frena nuestro desarrollo. Pero es como todo, estamos muy lejos de encontrar una solución mejor.
11 comentarios:
No proteja tanto tirano hipócrita, que los periodistas en libertad nos sabemos proteger bien.
El tirano no era hipócrita. Creía en la mentira como un instrumento de trabajo. Para mí el engaño y la mentira no son buenos instrumentos, pero para muchos sí. No respeto a esas personas, pero trato de defenderme de ellos y de tolerarlos -hasta cierto punto-.
Encarcelar al que informa implica manejar al antojo un elemento de poder muy fuerte.
En un país lejano, quizás inexistente, se reunió un grupo de periodistas que decidió festejar su día haciendo el intento de no flechar la información.
Quienes quisieron silenciarme lograron expandir mi voz.
Los periodistas saben de comunicación, pero cuando están encarcelados no les sirve de mucho. Anda cada cual en su chacrita.
Me prohibieron hablar pero yo seguí escribiendo. Eran años duros. Llegó un momento que me tuve que ir bastante lejos. En ese lugar pude hablar y escribir. Y algo pudo hacerse.
La hipocresía no me gusta, aunque admito que algunas personas pueden llegar a ser graciosas en su hipocresía. Resulta que son hipócritas en situaciones intrascendentes y es como que juegan. En esos casos no me resulta tan condenable. Ahí las simpatías fingidas, con personas desconocidas e intrascendentes, no genera demasiadas complicaciones ni heridas.
Encarcelar a los que molestan de uno u otro modo, es una cuestión recurrente. Un mal que se viene arrastrando a través de milenios y frena nuestro desarrollo. Pero es como todo, estamos muy lejos de encontrar una solución mejor.
Los periodistas hipócritas no cesaban de hablar de un tirano inexistente.
La tiranía yace escondida en la democracia.
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