domingo, 24 de agosto de 2008

La colaboración del que no ayuda

Mi hijo menor tuvo más suerte que su hermano.

A los 16 años se enamoró perdidamente de una mujer de 21 y ésta de él. A tan corta edad él ya era corpulento, pero su carita de niño era inconfundible.

Tuvo más suerte porque en un momento de sobrecarga hormonal con la veterana de 21 años me dijo que habían estado hablando de casamiento justo cuando yo volvía del abogado que nos defendía en un juicio que nos obsequió su hermano mayor porque un negocio salió excepcionalmente mal.

Cuando volvía de oír las truculentas situaciones que me pintó el abogado, me juré una y mil veces que nunca más me dejaría endulzar por el arrebato emprendedor de un hijo enamorado.

Fue así que le dije sin que me temblara la voz: «Miguelito querido, ni sueñes con que tu mamá o yo te ayudaremos de alguna manera para que emprendas un negocio. Estudios pagamos, negocios no.»

Quizá es casualidad o suerte, pero me inclino a pensar que nuestra falta de colaboración lo fortaleció y pudo salir adelante más rápido que el hermano.

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11 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece muy mal que los padres no ayuden a sus hijos hasta las últimas consecuencias. Yo haría eso con mis hijos. Es un deber.

Anónimo dijo...

Adoro el ballet, pero el sobrepeso me mantiene alejada de la barra.

Anónimo dijo...

Conozco un caso de una familia que se quedó sin nada porque no supieron mezclar el amor que les inspiraba su hijo (que para nada estaba enamorado, sino que tuvo una idea loca)con el realismo mercantil.

Anónimo dijo...

Se dice que la fortuna de los padres los hijos la despilfarran. Eso a veces es así porque es más fácil malgastar lo que trabajó otro que el propio trabajo.

Anónimo dijo...

La mejor manera de ayudar a los hijos es ayudarlos lo menos posible.

Anónimo dijo...

A los hijos hay que darles las armas pero después son ellos los que tienen que salir a cazar.

Anónimo dijo...

Siempre pasa igual, los hermanos mayores avivan a los padres y los menores pagamos las consecuencias.

Anónimo dijo...

Los hermanos mayores nos matamos por abrir la puerta y los menores aprovechan y salen corriendo.

Anónimo dijo...

Mis padres para fortalecerme me enseñaron a nadar en el arroyo Miguelete.

Anónimo dijo...

¡No es falta de colaboración! El Mercosur se está fortaleciendo.

Anónimo dijo...

Tengo piernas de niño pero una cara de corpulento inconfundible.