— ¡Pero señor, cruzó con la roja y mire como me dejó el coche! — ¿A sí? Ya llamé y vienen para acá tres testigos que jurarán lo contrario.
10 comentarios:
Anónimo
dijo...
¡Muy bien! Si esos tres testigos aseguran que el otro irresponsable tuvo la culpa, anótenme a mí también así entre los cuatro le hacemos pagar los daños, perjuicios, lucro cesante y un café para los 5 así festejamos cómo la unión hace la justicia.
A mi me pasó algo parecido. Un taximetrista me llevó por delante de la manera más salvaje y en cuestión de minutos se llenó de taximetristas que me vinieron a increpar por no haber tenido más prudencia. Estuve al borde de una hemiplegia. Sentía que la cabeza me iba a estallar. Para peor en mi familia todo el mundo dice que los taximetristas de todo el mundo son de lo peor.
su visión del mundo es la de un ciudadano perdido en una inabarcable selva tecnológica, donde la sabiduría y el aprendizaje no llega a través de otros seres vivos.
Oscar no se sienta tan idiota. Cuando ud. para inútilmente ante un semáforo está afianzando una costumbre y dándole credibilidad a una herramienta, como lo es el semáforo, que bien se la merece.
En esta breve historia hay sólo un mal intencionado, el que llama a sus amigos y abusa de la confianza que le tienen para joder a otro; digo porque a 1ª vista parece que los mal intencionados fueran cuatro.
¡Basta de generalizaciones! los tacheros, los judíos, los negros, las mujeres, los hombres, los psicólogos, los psicoanalistas, los psicoanalistas lacanianos, los fernandos, los fernandos mieres!!!
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¡Muy bien! Si esos tres testigos aseguran que el otro irresponsable tuvo la culpa, anótenme a mí también así entre los cuatro le hacemos pagar los daños, perjuicios, lucro cesante y un café para los 5 así festejamos cómo la unión hace la justicia.
Ya sé que no es el tema, pero qué idiota me siento parado ante una luz roja a las dos de la mañana cuando no pasa nadie por alli.
Lo que dice Oscar me recuerda a que un elefante de circo puede no escaparse si lo atan a una pequeña estaca porque así fue adiestrado.
¡Ooop Tantor! ¡Quédese quietito en el semáforo! Muy bien, muy bien, acá tiene su terrón de azúcar. ¡Buen chico!
(No se enoje Oscar que yo también hago lo mismo que usted.)
A mi me pasó algo parecido. Un taximetrista me llevó por delante de la manera más salvaje y en cuestión de minutos se llenó de taximetristas que me vinieron a increpar por no haber tenido más prudencia. Estuve al borde de una hemiplegia. Sentía que la cabeza me iba a estallar. Para peor en mi familia todo el mundo dice que los taximetristas de todo el mundo son de lo peor.
su visión del mundo es la de un ciudadano perdido en una inabarcable selva tecnológica, donde la sabiduría y el aprendizaje no llega a través de otros seres vivos.
parece que estos días el tema es "los jodedores" ¿no influirá el clima?
¿cuál debe ser el límite en la incondicionalidad hacia un amigo?
como la pregunta es retórica ya viene la respuesta: ser tú mismo.
Oscar no se sienta tan idiota. Cuando ud. para inútilmente ante un semáforo está afianzando una costumbre y dándole credibilidad a una herramienta, como lo es el semáforo, que bien se la merece.
En esta breve historia hay sólo un mal intencionado, el que llama a sus amigos y abusa de la confianza que le tienen para joder a otro; digo porque a 1ª vista parece que los mal intencionados fueran cuatro.
¡Basta de generalizaciones! los tacheros, los judíos, los negros, las mujeres, los hombres, los psicólogos, los psicoanalistas, los psicoanalistas lacanianos, los fernandos, los fernandos mieres!!!
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