Tomé este trabajo pensando que al frecuentar la muerte dejaría de impresionarme, pero fue un error. Ahora veo que le ocurre a quien sea.
9 comentarios:
Lucas
dijo...
Desde que vivo frente al cementerio, trato a la muerte con mayor brutalidad. Paso por la acera del camposanto y escupo. Incluso alguna noche, cuando llegaba del baile, le oriné la muralla. Pero creo que la muerte se está enojando conmigo. Anoche cuando me fui a acostar, una guadaña pasó sobrevolando mi cama.
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Desde que vivo frente al cementerio, trato a la muerte con mayor brutalidad. Paso por la acera del camposanto y escupo. Incluso alguna noche, cuando llegaba del baile, le oriné la muralla. Pero creo que la muerte se está enojando conmigo. Anoche cuando me fui a acostar, una guadaña pasó sobrevolando mi cama.
Toda la gente que estaba a mi alrededor se fue muriendo. Ahora todo lo que hago es mirar para arriba, esperando mi turno.
El cajón ya no me impresiona.
Ja! Se va a quemar antes que yo.
Quien sea que muera, por favor, no avisen, salvo que la persona en cuestión sea de mi más sincera estima.
Los que mueren sólo se impresionan mientras están vivos, es decir, todo el tiempo.
Pero compadre, véngase a Méjico y verá que la muerte es un festejo bonito.
Yo quiero que se me vele bailando una rica Plena.
Mire que yo la frecuento a la Muerte, pero ella siempre tan flaca y demacrada... como para no impresionarlo a uno.
Todos los años pasamos por el día de nuestra muerte como si nada.
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