Nuestra psiquis funciona correctamente dentro de cierto rango de riqueza, de fama, de intercambio amoroso, estrés. Fuera de ese rango, aparece un desequilibrio emocional patológico.
La cantidad de recursos materiales debe estar en armonía con la capacidad para conseguirlos, conservarlos, utilizarlos, administrarlos.
En otras palabras: una persona pobre tiene su mente adaptada a vivir con los recursos (escasos) de que dispone. Lo mismo ocurre con una persona de clase media o alta.
La migración entre franjas socio-económicas-culturales debe ocurrir con el tiempo que necesiten las respectivas capacidades adaptativas del individuo (gradualismo).
Una persona rica necesita cierto tiempo para vivir con menos recursos y una persona pobre también necesita cierto tiempo para vivir con más recursos.
El sentido común nos dice con total razón que el período de adaptación a mayores recursos es menor al que requiere el proceso inverso. Empobrecer es más penoso que enriquecer.
Desde cierto punto de vista el dinero es similar al amor (1).
El dinero es lo que recibimos cuando nuestros servicios y mercancías son «queridos» por otro que nos paga para poseerlos.
Un trabajador recibe más dinero si es más querido por quienes se benefician con su colaboración, compañía, asesoramiento.
Es posible pensar que así como
1) nuestra personalidad está razonablemente adaptada a nuestra disponibilidad de recursos materiales y
2) esta personalidad nos predetermina para mantenernos en esa condición (los ricos tienden a seguir siendo ricos y los pobres tienden a seguir siendo pobres),
algo similar puede ocurrir con nuestros afectos en tanto estos son comparables con el dinero.
Por eso aventuro la hipótesis de que una relación monogámica constituye un tope para la cantidad de amor-dinero que alguien está en condiciones de recibir.
Si esto fuera cierto, la cultura determina indirectamente (imponiendo la monogamia) la capacidad amatoria y económica de nuestras psiquis.
(1) El dinero se gasta pero el amor no
La sexualidad en ls temas de dinero
El amor y el dinero
El dinero es amor
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12 comentarios:
Entonces ganar de golpe mucho dinero a través de un juego de azar, puede desequilibrarnos emocionalmente. Es bueno tenerlo en cuenta.
Mi psiquis funciona bien dentro de cierto rango de consumo calórico.
La cantidad de recursos materiales debe estar en armonía con las necesidades lógicas de cualquier persona.
Sería poco exacto medir la cantidad de amor que uno da y recibe, en cantidad de parejas.
Estoy de acuerdo con Iris. Ser polígamo no garantiza recibir más amor, ni tampoco implica darlo.
A veces tener más vínculos es tener una vida afectiva más rica, pero también puede suceder que esos vínculos sean utilitarios, empobrecedores.
Una relación monogámica le pone un tope a la cantidad de dinero que uno puede perder.
(se lo digo medio en broma)
Si vamos por el carril de los pobres, habrá que hacer algo para salirse. Podría ser un viraje a la izquierda.
Nos mantenemos en lo que estamos porque da menos trabajo y porque le tenemos miedo al cambio. Para superar esas dificultades tenemos la opción del gradualismo. Un cambio puede ser el resultado de la sumatoria de una buena cantidad de breves variaciones.
Tengo una personalidad desadaptada... desadaptada también a eso que ud dice, a la disponibilidad de recursos materiales. Gasto más de lo que tengo y no puedo parar.
A quien haya escrito el comentario anterior, le digo que no desespere. El primer paso es darse cuenta.
Si el dinero
es similar al amor,
quiero monedas.
No necesito papeles
que luego se ensucien,
que luego se rompan.
Además poeta, las monedas se pueden coleccionar :)
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