Es un disparate lo que se paga por una pintura, para dar un ejemplo. Anda por ahí una leyenda urbana que cuenta lo que le sucedió a un hombre con muy poca cabeza. Gastó una enorme fortuna en la compra de un cuadro y estaba muy satisfecho. No sólo por la inversión, según decía, sino porque para él era un placer muy especial sentarse a observar su cuadro. Un buen día se enteró de que había comprado una reproducción. Una excelente reproducción pero reproducción al fin. Él no lo había notado, a pesar de que en esas cuestiones era un experto. Desde ese día la pintura que había adquirido le generó una enorme frustración. Era idéntica a la original pero ahora le causaba furia.
La furia era porque la inversión había resultado inútil. La frustración era porque había perdido muchísimo dinero. Porque lo habían engañado. Si miraba con bronca la pintura no era porque ahora le pareciera fea. Era porque a partir del engaño la pintura le enrostraba que había sido estafado.
Yo sé retirarme a tiempo. Jamás hago malas inversiones. Cuando el precio se infla desisto. Lo tomo como un negocio, no como una cuestión de amor propio.
10 comentarios:
Dígamelo a mí!!!
Lo atractivo de los remates está en la puja. Uno se pierde en ese juego y termina pagando cualquier cosa.
A mí me da buenos resultados ir a los remates. Consigo cosas que escasean en el mercado a muy buenos precios.
Es un disparate lo que se paga por una pintura, para dar un ejemplo. Anda por ahí una leyenda urbana que cuenta lo que le sucedió a un hombre con muy poca cabeza. Gastó una enorme fortuna en la compra de un cuadro y estaba muy satisfecho. No sólo por la inversión, según decía, sino porque para él era un placer muy especial sentarse a observar su cuadro. Un buen día se enteró de que había comprado una reproducción. Una excelente reproducción pero reproducción al fin. Él no lo había notado, a pesar de que en esas cuestiones era un experto. Desde ese día la pintura que había adquirido le generó una enorme frustración. Era idéntica a la original pero ahora le causaba furia.
La furia era porque la inversión había resultado inútil. La frustración era porque había perdido muchísimo dinero. Porque lo habían engañado. Si miraba con bronca la pintura no era porque ahora le pareciera fea. Era porque a partir del engaño la pintura le enrostraba que había sido estafado.
En un remate recuperé un reloj de bolsillo que mi padre había empeñado. Era de mi abuelo.
Para comprar cosas inútiles no precisamos ir a un remate. En cada cuadra de la ciudad tenemos oportunidades.
Yo voy a los remates por la adrenalina.
En un remate tenés la estúpida oportunidad de demostrar de manera clara que sos más solvente que los otros.
Yo sé retirarme a tiempo. Jamás hago malas inversiones. Cuando el precio se infla desisto. Lo tomo como un negocio, no como una cuestión de amor propio.
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