La
vigencia de una obra depende de cuántos milenios tengan los demonios del autor.
12 comentarios:
Tania
dijo...
Ahí es cuando tenemos una obra clásica. Sigue vigente en el tiempo, porque sus contenidos son lo suficientemente universales y básicos en cualquier época.
Mis demonios son muy reales. Tienen voz y cara y cuerpo. Aparecen cuando quieren. Trato de espantarlos tomando unas pastillas muy serias. Pero a veces ni las pastillas me los sacan de encima.
La vigencia de una obra depende también de que haya sobrevivido a incendios, inundaciones, guerras, destrucciones masivas y demás catástofres o cataclismos.
12 comentarios:
Ahí es cuando tenemos una obra clásica. Sigue vigente en el tiempo, porque sus contenidos son lo suficientemente universales y básicos en cualquier época.
Cada autor tiene sus demonios preferidos, pero en mayor o menor medida, todos compartimos los mismos demonios.
Los demonios se heredan de generación en generación.
Los demonios nuevos son viejos demonios reciclados.
Mis demonios son muy reales. Tienen voz y cara y cuerpo. Aparecen cuando quieren. Trato de espantarlos tomando unas pastillas muy serias. Pero a veces ni las pastillas me los sacan de encima.
Así como no existen ángeles tampoco existen demonios. Ambos son idealizaciones.
Las obras que cuentan con el apoyo masivo del público, a menudo pierden vigencia con los años.
Los demonios que nacen con nosotros, se instalan cómodamente en nuestra vida y se alimentan de todo lo que nos va pasando.
Sí Laura, aunque también pasa que algunas de las cosas que nos suceden los van debilitando.
Los autores más endemoniados son los que dejan huellas más profundas.
Longevos autores, cumplidores de milenios, luchan con sus demonios y no abandonan la vida porque tienen la esperanza de vencer.
La vigencia de una obra depende también de que haya sobrevivido a incendios, inundaciones, guerras, destrucciones masivas y demás catástofres o cataclismos.
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