jueves, 2 de abril de 2009

Significante Nº 326

En general los gobiernos luchan y compiten contra la delincuencia.

10 comentarios:

Fabricio dijo...

Si todos tuviéramos escrúpulos y honestidad, no se haría ni la mitad de las cosas (buenas) que se hacen.

Novasterras dijo...

Es que hay que tener poder y escasos controles para no mantenerse honesto.

D'Andrea dijo...

A cierta altura del poder, los límites tuyo/mío se difuminan y por ahí que quedas con un bolígrafo que era de otra persona. Y quien dice un bolígrafo puede decir cualquier otro bien o derecho. Me endiendes verdad?

Ivonne dijo...

He caído tan abajo como para solidarizarme con Susana Gimenez y aceptar la pena de muerte. Estoy quebrada.

Anónimo dijo...

No comparto en absoluto lo manifestado por S.G. Nadie, absolutamente nadie puede ni debe decidir el fin de la Vida de un Ser.
Si Ivonne está quebrada, presumo que lo estará más aún, cuando tome conciencia del gravísimo error que puede llegar a cometer al solidarizarse y aceptar una pena extrema. Cabe destacar que existen otras formas de penar que no son tan drásticas, por ejemplo: cadena perpetua, se le resta libertad al individuo para que pague el precio de su aberrante actuación sin decidir sobre la culminación de su Vida porque la Vida es Sagrada.

Facundo dijo...

Con respecto a lo que dice el comentarista anterior, estoy de acuerdo en que cada vida es sagrada, pero si a mí me dieran a elegir entre cadena perpetua y pena de muerte, elijo esta última.

Ingrid dijo...

Sí, lo triste es que compiten. Ladrones de cuello blanco ¿no?

Guyunusa dijo...

Si un país tiene un altísimo índice de personas encarceladas, evidentemente algo de fondo está pasando. No creo que se trate (sin quitarle mérito) de la enorme eficiencia policial.

Luciana dijo...

Fabricio es otro más que piensa que el fin justifica los medios.

Jorgina dijo...

Quizás todo se pueda perdonar, pero la delincuencia de quienes nos gobiernan, aquellos a los que confiamos nuestro voto y delegamos nuestra representación, esa delincuencia es casi imperdonable.