Somos todos tan inseguros!!! ¿Cómo no serlo? Nos vemos enfrentados a las opiniones más variadas, y la mayoría de ellas provienen de personas muy inteligentes.
Cuando se pide una opinión, se le está pidiendo al otro que ponga su cabeza adentro de la nuestra, luego la saque, limpie los restos de materia gris y sangre, olvide la cabeza nuestra, se meta en la de él, y usando un lenguaje compartido pero no concensuado (cuando yo digo amor imagino algo distinto a lo que tú imaginas cuando dices amor), emita una opinión que llegue a nuestro cerebro, el que supuestamente, ya se ha rearmado.
Opinar nos resulta fácil. Opinamos de todo, de lo que sabemos y de lo que no sabemos. Los uruguayos somos uno de los países que adhiere a la Internacional Opinacionista.
Si yo te doy mi opinión, mis palabras serán interpretadas por ti con el significado y la alusiones que tú les das. Aunque mi opinión sea distinta a la tuya, tú tendencia será a verla parecida.
El que te da su opinión, por lo general ya conoce la tuya, porque uno en general pide opinión a las personas más cercanas. Esto necesariamente influye en lo que te dice, porque no sólo está opinando sobre la situación planteada, sino que también está respondiendo, a las diferencias, matices y coincidencias que tenga contigo, en todos los temas de la vida, que ya hayan tocado antes.
El que te da su opinión, por lo general ya conoce la tuya, porque uno en general pide opinión a las personas más cercanas. Esto necesariamente influye en lo que te dice, porque no sólo está opinando sobre la situación planteada, sino que también está respondiendo, a las diferencias, matices y coincidencias que tenga contigo, en todos los temas de la vida, que ya hayan tocado antes.
Yo pido opiniones para las cosas que no sé, como mecánica automotriz, pero no necesito opiniones si voy a tomar una decisión que hace directamente a las cuestiones trascendentes de mi vida. Ahí lo que necesito, a veces es una oreja para desangustiarme, o un diálogo para clarificarme o cambiar un poco, dentro de lo posible, mi punto de vista.
Cuando entablamos un vínculo con alguien, a menudo tenemos la ilusión de que ese otro es igual a nosotros. Entonces cuando descubrimos que no lo es, nos alejamos, en lugar de aprovechar la oportunidad para enriquecernos.
12 comentarios:
Una cruda verdad, en el fondo lo hacemos todos, ¿no?
Somos todos tan inseguros!!! ¿Cómo no serlo? Nos vemos enfrentados a las opiniones más variadas, y la mayoría de ellas provienen de personas muy inteligentes.
La cuestión está en conciliar la flexibilidad con la seguridad, o al menos la paz interior, es decir, la sensación de que uno hace lo mejor que puede.
Como necesitamos reasegurarnos, vamos y le pedimos opinión a quienes sabemos opinan igual que nosotros.
Cuando se pide una opinión, se le está pidiendo al otro que ponga su cabeza adentro de la nuestra, luego la saque, limpie los restos de materia gris y sangre, olvide la cabeza nuestra, se meta en la de él, y usando un lenguaje compartido pero no concensuado (cuando yo digo amor imagino algo distinto a lo que tú imaginas cuando dices amor), emita una opinión que llegue a nuestro cerebro, el que supuestamente, ya se ha rearmado.
Opinar nos resulta fácil. Opinamos de todo, de lo que sabemos y de lo que no sabemos. Los uruguayos somos uno de los países que adhiere a la Internacional Opinacionista.
Está bueno que opinemos. Eso es porque nos involucramos, nos interesa lo que pasa a nuestro alrededor y lo que sucede en la otra punta del planeta.
Si yo te doy mi opinión, mis palabras serán interpretadas por ti con el significado y la alusiones que tú les das. Aunque mi opinión sea distinta a la tuya, tú tendencia será a verla parecida.
El que te da su opinión, por lo general ya conoce la tuya, porque uno en general pide opinión a las personas más cercanas. Esto necesariamente influye en lo que te dice, porque no sólo está opinando sobre la situación planteada, sino que también está respondiendo, a las diferencias, matices y coincidencias que tenga contigo, en todos los temas de la vida, que ya hayan tocado antes.
El que te da su opinión, por lo general ya conoce la tuya, porque uno en general pide opinión a las personas más cercanas. Esto necesariamente influye en lo que te dice, porque no sólo está opinando sobre la situación planteada, sino que también está respondiendo, a las diferencias, matices y coincidencias que tenga contigo, en todos los temas de la vida, que ya hayan tocado antes.
Yo pido opiniones para las cosas que no sé, como mecánica automotriz, pero no necesito opiniones si voy a tomar una decisión que hace directamente a las cuestiones trascendentes de mi vida. Ahí lo que necesito, a veces es una oreja para desangustiarme, o un diálogo para clarificarme o cambiar un poco, dentro de lo posible, mi punto de vista.
Cuando entablamos un vínculo con alguien, a menudo tenemos la ilusión de que ese otro es igual a nosotros. Entonces cuando descubrimos que no lo es, nos alejamos, en lugar de aprovechar la oportunidad para enriquecernos.
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