domingo, 15 de abril de 2012

La ilegalidad de las causas de la pobreza patológica

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Algunas causas de la pobreza patológica son autoimpuestas o motivadas a su vez por causas insólitas, increíbles, ilegales.

Las noches de insomnio suelen ser propicias para hacer reflexiones profundas y hasta cierto punto aburridoras, porque es la mejor forma de conciliar el sueño.

En una de estas ocasiones reflexionaba que en la vida parecería ser que siempre tenemos que pedirle autorización a alguien. Casi todo es propiedad ajena, inclusive las propiedades colectivas no pueden ser utilizadas para fines individuales.

Las personas que viven en las calles están en una situación ilegal porque, no solo hieren la sensibilidad de quienes los vemos padeciendo tan penosas circunstancias, sino que no tienen permiso para dormir en el banco de una plaza porque se entiende que ese lugar es de todos y que constituye un abuso utilizarlo para fines tan personales como es dormir.

En este contexto utilizaba mi insomnio para preguntarme si no habrá que pedir permiso para acceder a una razonable calidad de vida aunque la forma de ganar dinero cumpla con todas las normas.

Por ejemplo, alguien puede no querer comprarse un televisor de mejor calidad porque el cuñado acaba de perder el trabajo y está padeciendo estrecheces económicas con su familia.

Quien dispone de los recursos y del deseo de cambiar de televisor, ¿está autorizado a comprárselo o se sentirá moralmente imposibilitado por la situación del cuñado?

En una familia donde ningún integrante tiene algún título universitario, ¿todos están autorizados a «transgredir» esa tradición?

¿Las personas forman una familia con quien aman o tienen que además contar con la aprobación de ciertas personas de las que se espera la autorización (beneplácito, consentimiento, bendición)?

Mi búsqueda de qué inhibiciones psicológicas podrían ser causa de una pobreza que denomino patológica, admite que los obstáculos pueden ser ilegítimos, insólitos, increíbles y también autoimpuestos.

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8 comentarios:

Gabriela dijo...

Pienso que la moral puede ser una causa de pobreza (pobreza en términos relativos), pero nunca de pobreza patológica. En el ejemplo que ud pone del cuñado que perdió el trabajo y la inhibición de comprarse una TV nueva, hay un límite autoimpuesto por la moral. Ese límite puede no llevar a nada, porque dejar de comprar el televisor no va a ayudar a mi cuñado. También puede llevar a algo positivo, como ser destinar el dinero del televisor a darle una mano al susodicho. A partir de ahí, la utilidad de la situación depende de cómo sea este pariente, puede por ej generar una relación de dependencia, creer que es su derecho recibir favores, o efectivamente que ese dinero le sirva como insumo para conseguir trabajo o aspirar a una reconversión laboral.
Pero el tema es que la moral no nos lleva a la pobreza patológica, porque si nos empobrese en el sentido estrictamente económico es porque deseamos, necesitamos inconscientemente que eso sea así, porque en definitiva nos hace bien. La pobreza patológica es la que nos hace mal.

Mirna dijo...

Es muy difícil no depender del beneplácito de la familia cuando vas a formar una pareja. En algunas culturas haste el día de hoy se sigue ¨pidiendo la mano¨ o esperando la ¨bendición¨ paterna y materna. Ni que hablar que también intervienen los hermanos, sobre todo cuando se trata de una mujer.
Es horrible estar almorzando un domingo en familia y notar todo el tiempo que tu hermano y tu esposo no se bancan o que a tu madre los hijos del matrimonio anterior de tu esposo, le resultan insoportables.
Por eso yo pienso que a la familia hay que darle la cabida justa; hasta ahí, que no traspasen ciertos límites. Porque si no uno vive eternamente la vida de los otros.

Eduardo dijo...

En mi familia soy el único que tiene un título universitario. Soy médico. Las reacciones que se han suscitado desde que me recibí, fueron ambivalentes. Todos me felicitaban, a mi vieja se le caían las lágrimas. Sin embargo nunca falta algún comentario un tanto agresivo del tipo ¨no sé, vos sos médico, vos sabrás¨.

Chapita dijo...

Uno ni tiene derecho a ser indigente.

Lola dijo...

Las reflexiones profundas no me ayudan a dormir porque me exitan.

Nazareth Inglese dijo...

Y nosotros
somos propiedad del destino
que mal tino!

Lucas dijo...

Estamos determinados pero no somos propiedad del destino. A no ser que pudiéramos viajar en el tiempo. Y eso ahora es bastante difícil. Será cuestión de esperar un poco.

Atenti dijo...

Cumplir con las normas legales no alcanza para sentirse tranquilo. Siempre hubo y siempre hay, normas que no por ser legales dejan de perjudicarnos.