domingo, 5 de febrero de 2012

La resignación tonificante

La mejora continua de nuestra calidad de vida depende de la resignación. (1)

Aunque es posible vivir permanentemente tomando medicamentos que compensen una u otra disfunción orgánica, también es posible vivir en forma natural, sin complementarnos artificialmente, sólo comiendo y bebiendo los alimentos y líquidos más adecuados para nuestra especie.

En el plano estrictamente psicológico, es posible aceptar la vida como se nos presenta y es posible envolverla imaginariamente en infinitas suposiciones, creencias, prejuicios, fantasías.

Ningún juez tendría competencia como para decir que uno u otro hacen las cosas mal. Vivir medicamentado y en la fantasía es tan legal como abstenerse de sustancias químicas y sólo compartir las opiniones mejor fundamentadas.

Por ejemplo, la existencia de una muerte definitiva parece mejor fundamentada que las teorías de la reencarnación, de la vida eterna, del paraíso.

Los estilos psicológicos son coherentes. Es casi seguro que alguien que vive tomando calmantes, vitaminas y otros complementos alimenticios, también crea en la vida después de la muerte y que es posible acceder a alguna certeza definitiva y concluyente.

También es casi seguro que las personas que soportan con estoicismo las molestias de vivir, crean en la muerte definitiva y acepten que la incertidumbre es inevitable.

La resignación es un estado de ánimo y una filosofía aprobados por algunos y criticados por otros.

Aceptar que a veces tenemos dolores, cansancio, aburrimiento es una forma de resignación.

El miedo, el hambre y el amor son estados de ánimo que nos movilizan: huimos, buscamos comida, intentamos la compañía del ser amado.

Estos sentimientos movilizantes, cuando están asociados a la resignación (con tolerancia a la postergación y hasta la frustración) generan acciones moderadas, quizá lentas pero sin pausa, razonablemente persistentes.

La resignación implica tolerar el estado actual (pobreza o riqueza) sin dejar de buscar una mejoría porque «todo es mejorable».

(1) Utilizo la tercera acepción del vocablo «resignación» según el Diccionario de la Real Academia: «Conformidad, tolerancia y paciencia en las adversidades.»

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12 comentarios:

Lidia dijo...

Es cierto. Para hacer el intento de ir mejorando de a poquito, primero aceptamos que no podemos cambiar de manera radical, ni de un día para el otro. Ser realistas implica resignarse, es decir, aceptar la realidad.

Estela dijo...

Está claro que para algunas desregulaciones hay que tomar medicación porque de lo contrario las consecuencias negativas se presentan de manera contundente. Es el caso por ej, de la diabetes o los problemas de tiroides.

Hugo dijo...

No siempre vivir en forma natural es vivir de manera más sana.

Mariana dijo...

Arriesgarse a no tomar medicación es difícil. Si luego necesitas ayuda, será más difícil recurrir a quienes te habían propuesto que la tomaras.

Mª Eugenia dijo...

¿Cómo medir nuestra tolerancia al dolor? ¿Cómo saber si estamos quejándonos más de la cuenta?

Enrique dijo...

Los cristianos muchas veces presentan una extraña mezcla de estoicismo y fantasía.

Marcos dijo...

La resignación, cuando no implica bajar los brazos, es sana. No hay que confundirla con el abandono, el dejarse estar, ser llevado por la corriente. Los estados pasivos a menudo no se eligen, uno de pronto se descubre postrado en ellos. Son el resultado de la acumulación de cambios graduales e imperceptibles. En esos casos, tomar conciencia de la situación, es una cuestión de suerte.

Alicia dijo...

Tampoco se puede decir que los cambios radicales nunca resulten. A veces son posibles. A veces resultan.
Claro que no todo admite un cambio radical. Nuestra psiquis sólo cambia de manera gradual, porque nuestro funcionamiento psíquico depende de la colaboración de una multiplicidad de piezas. Los sucesivos encadenamientos se van dando de forma lenta.

Roberto dijo...

Sería agradable creer que nuestro cuerpo nunca se equivoca. Que es profundamente sabio y genera la química que necesitamos. Pero a veces el cuerpo se equivoca y actúa en contra de sus propias defensas. Busca la destrucción, se encamina hacia la muerte.

Facundo Negri dijo...

Ponerse en positivo es artificial y engañoso. No creo que esa sea una buena forma de cargar los motores. Y más allá de que sea una buena forma o no, el asunto está en que no creo que funcione.
Admiro y envidio a los que son optimistas por naturaleza.

Osvaldo dijo...

Los conflictos laborales son situaciones de vida que nos movilizan (si estamos agremiados).

Eduardo dijo...

La resignación, bajo la forma de aceptación, sólo cabe cuando lo que nos sucede no tiene vuelta.
La vida viene con grandes cantidades de dolor, de cansancio y aburrimiento. Eso no tiene vuelta.