viernes, 17 de febrero de 2012

Significante Nº 1.116

Mi inesperada «primera vez» fue tras una persiana, a centímetros del bullicioso trajínar de una calle hindú, tan agitada, jadeante y excitada como yo.

12 comentarios:

Esmeralda Casanova dijo...

Debe haber sido igual a la mía: con movimientos, jadeos, exclamaciones, risas, olores...., inolvidable!

Fermina Daza dijo...

Mi "primera vez" coincide con el primer parto de mi madre (soy su hija mayor).

Florentino dijo...

El artículo 1116 me recuerda otro nacimiento, Fermina: el de
Jean-Baptiste Grenouille (1738, creo)

Corina dijo...

Mi primera vez fue planificada y con un susto enorme. Pensaba que el placer dolía.

Silvana dijo...

Ay Florentino! no me hables del psicópata del perfume!

Magela dijo...

Me acuerdo la primera vez... el dormitorio de mi novio daba a la Feria de Tristán Narvaja, y debía ser más o menos así como esa calle hindú, me acuerdo que era verano, las ventanas estaban abiertas y entraban todos los sonidos de la feria... por suerte, porque la madre estaba en la casa y se supone que nosotros estábamos estudiando.

Marcela dijo...

Mi primera vez fue muy humana, pero desde que conocí al Conde todo ha cambiado.
Uy! está por salir el sol! Chaaaaaaaaaaaaaaauuuu!

Jacinto dijo...

Cuando descubrí que era homosexual tuve una primera vez digna de recordarse!
Lo de antes fue para el olvido.

Rulo dijo...

No entiendo que quizo decir Fermina. Ella debe ser la hermana de Verónica, que también postea en estos blogs. De pronto son hermanas gemelas... yo siempre tuve fantasías con las hermanas gemelas.

KriKri dijo...

K bb Rulo!! 1ª vez=nacimient

Anónimo dijo...

mi primera vez fue tras las rejas y no me permitieron mucho movimiento

Augusto Noceda dijo...

Supongamos que la primera vez no se da. Y pasa el tiempo y no se da. Entonces uno se acostumbra a que podría pasar pero no pasa. Y que no pase pasa a ser lo habitual. Llega un momento que la primera vez no se da porque hace mucho que no se dio. Como que la costumbre se impone. De no darse parece que no debería darse nunca. Pasan los años y uno hasta siente que podría tener hijos con el Espíritu Santo. Aunque lo cierto es que se envejece y no llegan los hijos. No se da. Hasta se piensa que ya debería estar esperando los nietos. Imposible! No hay hijos. Uno termina por convencerse de que no se da ni se dará nunca, porque ningún día podría ser tan distinto a todos los otros días que ya estuvieron antes.