Lo peor no sería la inexistencia de Dios sino que Él estuviera rezándonos para que lo ayudemos.
10 comentarios:
Evangelina
dijo...
Dios nos reza todos los días y a cada momento, pero nosotros no lo escuchamos. Simplemente porque no queremos escucharlo. Hemos olvidado que Dios está en cada uno.
Cuando Dios nos reza quedamos bien inspirados, pero luego, cuando descansa, deshacemos lo andado. Por eso lo obligamos a que vuelva a rezar. Por eso, de tan ocupado, no nos puede ayudar.
Yo que morí, les puedo decir que Él no está en el Cielo. Lo aseguro porque no fui al Infierno, así que supongo que el lugar donde estuve fue el Cielo. Ahí gobiernan unos tipos rudos todos vestidos de negro, que juegan a las cartas para pasar el tiempo.
La prueba de la existencia de Dios cansó mucho a Dios. A nadie le gustan las pruebas. Menos cuando son complicadas y tontas. Por eso a todos los que escribieron enjundiosos tratados, Dios les alteró los papeles, cambió algunas frases y algunos verbos. Ese es el motivo por el que las pruebas de la existencia de Dios, no nos convencen.
10 comentarios:
Dios nos reza todos los días y a cada momento, pero nosotros no lo escuchamos. Simplemente porque no queremos escucharlo. Hemos olvidado que Dios está en cada uno.
Dios pide ayuda para que la eternidad sea cierta.
Cuando Dios nos reza quedamos bien inspirados, pero luego, cuando descansa, deshacemos lo andado. Por eso lo obligamos a que vuelva a rezar. Por eso, de tan ocupado, no nos puede ayudar.
Algún día nos revelaremos contra Dios. Le exigiremos un poco de humildad. Le impediremos ser tan cruel. Dejaremos de creerle.
Él no reza porque jamás se pone de rodillas, ni baja la cabeza. Su altivez nos ha ofendido.
Sin embargo, quizás, le podamos perdonar.
Yo que morí,
les puedo decir que Él
no está en el Cielo.
Lo aseguro
porque no fui al Infierno,
así que supongo
que el lugar donde estuve
fue el Cielo.
Ahí gobiernan unos tipos rudos
todos vestidos de negro,
que juegan a las cartas
para pasar el tiempo.
La prueba de la existencia de Dios cansó mucho a Dios. A nadie le gustan las pruebas. Menos cuando son complicadas y tontas. Por eso a todos los que escribieron enjundiosos tratados, Dios les alteró los papeles, cambió algunas frases y algunos verbos. Ese es el motivo por el que las pruebas de la existencia de Dios, no nos convencen.
Corrí en su ayuda
en la ayuda de Dios,
pero el me llamó soberbia
y como pecadora
me castigó.
Él me dijo que me ayudara a mí mismo, pues para algo ya había crecido.
La mejor manera de ayudar a Dios, es dejándolo descanzar en la infancia de los tiempos.
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