domingo, 31 de julio de 2011

La deuda imposible de pagar

La tradición de que los hijos mantengan a los padres cuando envejecen, puede convertirse en una responsabilidad tan deprimente, agobiante y desestimulante, como para causar pobreza patológica.

Si usted hace un inventario físico de sus bienes, reconoce que valen 100 y no debe nada, entonces puede decir que su capital es de 100.

Si usted hace un inventario físico de sus bienes, reconoce que valen 100 y tiene una deuda de 100, entonces puede decir que su capital es cero o más sencillamente, puede decir que no tiene nada, que carece de capital.

Si usted hace un inventario físico de sus bienes, reconoce que valen 100 y tiene una deuda de 110, entonces puede decir que está en quiebra, insolvente, técnicamente indigente.

Estas referencias contables son muy racionales, prácticas, tangibles, pero las utilizo sólo para darle un contexto a otro tema menos visible y por lo tanto menos entendible.

Durante milenios los padres tuvieron y criaron a sus hijos para que estos se encargaran de mantenerlos cuando llegaran a viejos y ya no tuvieran fuerza para valerse por sí mismos.

Por lo tanto la tradición en este sentido tiene un importancia tan grande que no me extrañaría que nuestros genes estuvieran tatuados con ese mandato humanitario.

El inconveniente surge cuando no podemos saber cuál es la deuda que tenemos con nuestros padres porque si nos dieron la vida y se nos ocurre pensar que esa gestión (gestación) tiene un valor económico, no hay cifra monetaria que pueda pagar por una vida y mucho menos la propia.

Quienes viven aplastados por el peso de una deuda que supera cualquier inventario físico de bienes, sienten que están en quiebra, insolventes, técnicamente indigentes.

Nadie que se sienta emocionalmente en esta situación patrimonial tendrá energía para trabajar, producir y salir de la indigencia técnica.

Artículos vinculados:

El endeudamiento afectivo

El hijo jubilatorio

Rescatarse de los padres

●●●

9 comentarios:

Alba dijo...

Las deudas en un sentido literal, siempre tienen un monto, porque en general las deudas intentan cobrarse. Si vamos al sentido metafórico, sí pueden haber deudas infinitas. Cuando uno necesita responder ante una de esas deudas inconmensurables, lo hace lo mejor que puede, pero lo hace con medida, con límites, porque nadie es infinito.

Blanca dijo...

Algo hay que hacer cuando una responsabilidad no se puede enfrentar. Seguir en una situación deplorable, hasta que todo termina quebrándose, no puede ser la solución. Hay que frenar y buscar ayuda.

Hugo dijo...

Si fueran los hijos, es decir, todos los hijos, los que se ocuparan de los padres, repartiéndose tareas concretas, en ese caso se podría hacer bien. Pero lo que sucede en la mayoría de los casos, es que por motivos que la mayoría consideran justos, el que queda a cargo es uno de los hermanos y los demás olvidan el problema.

Facundo Negri dijo...

Cuidar a los padres viejos es tan difícil porque ellos nos enfrentan a la realidad que nos tocará vivir en 20 años.

Leonardo dijo...

Mis bienes valen 100 y tengo una deuda de 110, pero estoy por hacer un negocio que me dejará 300!

Anónimo dijo...

Yo vivo apalstado por el peso de la gorda, que hace años se declaró jefa de hogar.

Flavia dijo...

Lo bueno que tiene mi padre es que si le pregunto cuál es la deuda que tengo con él, inmediatamente me extiende un recibo y sonriéndome de costado me dice "ta pago, chiquita".

Roberto dijo...

Lo que nos da más agilidad para salir de la pobreza es no tener responsabilidades. Pero para ser rico se necesita ser responsable. El que se hace rico sin asumir responsabilidades, corre seriamente el riesgo de quedarse a corto plazo sin nada.

zay dijo...

Que hay cuando tu madre te dice "Si yo sé que tú no te harás cargo de mi y me dejaras"... No creo que sea malo solo querer liberarse de un peso tan grande para concentrarse en la vida profesional, poder surgir y lograr metas. O sea no es abandonarla simplemente no nos podemos quedar toda la vida pagando una deuda.....