miércoles, 9 de febrero de 2011

Significante Nº 838

Un dios maligno me condenó a realizar todas mis fantasías e impedir que muera.


Nota: El señor de la imagen es Hugh Hefner, de 85 años (2011), fundador y propietario de la empresa Play boy, especializada en erotismo gráfico. Se lo considera un ícono de la revolución sexual y de la libertad personal en Estados Unidos.

11 comentarios:

Guillermina dijo...

¡¡Ser inmortal !! ¿Quién se resiste a este deseo? Sin embargo, habría que preguntarse si vale la pena: ser inmortal, sí: ¿pero en qué condiciones? Ser inmortal y no mentirse ni dejarse mentir: he aquí el dilema (parafraseo, permiso).

Paulina dijo...

Hola

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Saludos
Pau

Adela dijo...

Algunos dicen que tener una vida eterna sería una tortura.
Gente falta de imaginación! Sería maravilloso si se cumplieran ciertas condiciones:
1)quedar desde el punto de vista biológico, en el momento de mayor plenitud.
2)que la inmortalidad fuese general, no sólo algo que me pasa a mí.
3)que los humanos hayan sido capaces de poblar cualquier parte del Universo.
Con estas condiciones dadas, vivir eternamente nos permitiría hacer todo lo que nos gusta, pasar por todo tipo de experiencias, tener la posibilidad de perfeccionarnos ilimitadamente, no sufrir enfermedades terminales.
Los que están en contra de la vida eterna no quieren reconocer que la muerte es un espanto.

Jorge dijo...

De acuerdo con Guillermina: "ser inmortal y no mentirse ni dejarse mentir". Pero no hay que preocuparse por eso, tendrías todo el tiempo del mundo para resolverlo.

M. Eugenia dijo...

Cuál es la libertad personal esa que existe en EEUU?

Andrés dijo...

Somos hijos del rigor; los dioses malos se hacen respetar más que los buenos.

Elbio dijo...

Las fantasías son inagotables porque forman parte del deseo.

Carmen dijo...

Un libro te lleva a otro, un amigo te presenta a otro amigo, una fantasía te lleva a otra fantasía.

Lautaro dijo...

Ese dios se equivocó. Por más dios que sea no puede agotar las fantasías. Salvo que convierta a todos los individuos en máquinas.

Marita dijo...

Moriré cuando mi hijo se reciba. No tengo vida propia, lo reconozco.

Guillermina dijo...

¿Qué quiso decir María Eugenia?