POr eso los ángles de la muerte, nombre dado a enfermeros o médicos dedicados a facilitar la muerte de personas que padecen una enfermedad terminal, que sufren y hacen sufrir a sus seres queridos.
Es más, un homicida que cree en la reencarnación quizás piense que le hace un favor a su víctima: tendrá una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor.
Mientras leía su significante, me puse a escuchar el silencio. Estaba oyendo Las Cuatro Estaciones hasta que terminó. Escuché entonces el silencio, como les decía, pero no lo encontré. Siento los cantos de los pájaros, el de las hojas de los árboles sacudidas suavemente por el viento, una sierra eléctrica que está utilizando algún vecino, los autos que pasan por la avenida, una radio lejana. Parece que en la vida no existe el silencio. Y que el silencio es propiedad exclusiva de la muerte. Y a mí, como humana que soy, me aterroriza el silencio absoluto. Sobre todo porque no lo conozco.
10 comentarios:
Lógico Mieres. Por eso el valor dado a la vida humana varía según nuestras creencias.
POr eso los ángles de la muerte, nombre dado a enfermeros o médicos dedicados a facilitar la muerte de personas que padecen una enfermedad terminal, que sufren y hacen sufrir a sus seres queridos.
Ahí se plantea el consabido problema Oriente. Esos ¨ángeles¨ son humanos y bien pueden equivocarse.
Es más, un homicida que cree en la reencarnación quizás piense que le hace un favor a su víctima: tendrá una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor.
Los homicidas que no creen en nada o casi nada, puede que sientan que su vida no tiene ningún valor, por lo tanto, la del otro tampoco.
la cuestión es que el homicida no puede quedar suelto.
Este tipo de homicidas creen estar haciéndole un bien a la humanidad.
La muerte no existe. Es sólo un pasaje a otra dimensión.
Deseo con todo el corazón que tengas razón, Shanti.
Mientras leía su significante, me puse a escuchar el silencio. Estaba oyendo Las Cuatro Estaciones hasta que terminó. Escuché entonces el silencio, como les decía, pero no lo encontré. Siento los cantos de los pájaros, el de las hojas de los árboles sacudidas suavemente por el viento, una sierra eléctrica que está utilizando algún vecino, los autos que pasan por la avenida, una radio lejana.
Parece que en la vida no existe el silencio. Y que el silencio es propiedad exclusiva de la muerte. Y a mí, como humana que soy, me aterroriza el silencio absoluto. Sobre todo porque no lo conozco.
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