Bueno, supongo que tanto al cleptómano como al suicida les pasa que hay algo muy fuerte que los puede. A unos para robar y a otros para robarse la vida.
A veces pienso que todo lo que hacemos es vicioso. Vicioso en el sentido de que no lo podemos dominar. Hacemos lo que podemos y no podemos hacer otra cosa que la que hacemos.
Sí Martín! suicidarla, porque si la mataras encima te quedarías con la maldita culpa. Inducirle el suicidio me parece una buena idea. ESTOY BROMEANDO, CHE!!! no vayan a tomarme enserio.
Muchos piensan que las manos tienen vida propia. Ellas aplauden mientras nosotros bostezamos. Ellas cocinan mientras nosotros pensamos en las vacaciones. Ellas acarician mientras nosotros pensamos en la tela de un vestido. Las manos pueden ser bastante independientes. De eso no cabe duda.
11 comentarios:
JAJAJAJA!!! Muy cierto Doc. Después de todo es preferible ser cleptómano.
El suicida no se envicia. En realidad lo que le sucede es que tiene el cerebro viciado de ideas desesperantes y tristes.
Bueno, supongo que tanto al cleptómano como al suicida les pasa que hay algo muy fuerte que los puede. A unos para robar y a otros para robarse la vida.
Yo lucho contra el vicio de una mano que corre hacia los dulces.
A veces pienso que todo lo que hacemos es vicioso. Vicioso en el sentido de que no lo podemos dominar. Hacemos lo que podemos y no podemos hacer otra cosa que la que hacemos.
Mi madre es tan mano larga que a veces me vienen ganas de suicidarla.
Sí Martín! suicidarla, porque si la mataras encima te quedarías con la maldita culpa.
Inducirle el suicidio me parece una buena idea.
ESTOY BROMEANDO, CHE!!! no vayan a tomarme enserio.
Lo de Morgana me lleva a asociar lo siguiente: puede que haya una agresividad imponente y reprimida, tanto en el cleptómano como en el suicida.
Muchos piensan que las manos tienen vida propia. Ellas aplauden mientras nosotros bostezamos. Ellas cocinan mientras nosotros pensamos en las vacaciones. Ellas acarician mientras nosotros pensamos en la tela de un vestido.
Las manos pueden ser bastante independientes. De eso no cabe duda.
A veces se te aparecen unos impulsos tan gigantes que ni tiempo te da de luchar.
Ni le digo lo que les pasa a los que luchan contra el vicio de sus propios pies. Terminan vagabundos y errantes.
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