Textos pequeños pero concentrados.
Bancarse la sinceridad ajena es toda una proesa, en cambio, espetar con sinceridad nuestro pensamiento, puede ser una puñalada trapera.
Mi sinceridad termina donde empieza la cara de espanto de los demás.
Hay que tener cuidado con lo que se dice cuando se es sincera porque no se trata de herir al otro; salvo que una aliente oscuras intenciones.
No importa lo que yo quiera; sólo te pido mucho cuidado con lo que me vas a decir (esa sería una lectura más adecuada).
Ese estilo ambivalente que adoptas conmigo, me deja confusa y sin rumbo.
Publicar un comentario
5 comentarios:
Bancarse la sinceridad ajena es toda una proesa, en cambio, espetar con sinceridad nuestro pensamiento, puede ser una puñalada trapera.
Mi sinceridad termina donde empieza la cara de espanto de los demás.
Hay que tener cuidado con lo que se dice cuando se es sincera porque no se trata de herir al otro; salvo que una aliente oscuras intenciones.
No importa lo que yo quiera; sólo te pido mucho cuidado con lo que me vas a decir (esa sería una lectura más adecuada).
Ese estilo ambivalente que adoptas conmigo, me deja confusa y sin rumbo.
Publicar un comentario