domingo, 18 de abril de 2010

¡Reenvíalo!

¿Qué es la vocación?

El diccionario dice —entre otras cosas— que es la «Inclinación a cualquier estado, profesión o carrera.»

Cada vez que oigo la palabra «inclinación», pienso que es la postura en la cual uno está por caerse.

¿Por qué yo estoy inclinado hacia el estudio de la mente? Respuesta: porque es lo que más me preocupa de mí mismo. Creo que mi parte más débil es la psiquis y la estudio apasionadamente porque quiero fortalecerme (compensarme).

Esta actitud tiene dos consecuencias interesantes:

1) Encuentro soluciones tranquilizadoras para mi propio consumo.

2) Ustedes, quienes me leen o consultan, creen que yo estoy tan bien psiquicamente que puedo vender parte de mi salud mental.

Este segundo punto es muy importante porque todos somos lo que creemos ser, pero fundamentalmente somos lo que los demás dicen que somos.

Por esto es que son tan bien venidos los piropos y tan temidas las recriminaciones.

Esto que acabo de decir lo sabe todo el mundo, pero no es vulgar pensarlo en estos términos.

Imagino una escena en la que yo soy el cliente que consulta a alguien que está detrás de un escritorio o un mostrador y que se dedica a vender eso que me falta (salud, profesía, reparación, seguridad).

Para imaginar esta situación con realismo, debo suponer que al médico le sobra salud, que la adivina conoce el futuro, que el auto del mecánico nunca falla, que al policía nunca lo roban y miles de supuestos por el estilo.

Esta gran equivocación no es visible porque la padecemos todos.

Lo que sí es visible, es la cantidad de personas que reenvían los consejos que circulan en la web.

El placer que logran es imaginarse con exceso de sabiduría y —como si esto fuera poco— ¡muy generosos!

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7 comentarios:

Marita dijo...

Hay Licenciado no me hable del espam!! No me alcanza la vida para seguir todos los consejos que me ofrecen.

Joe Black dijo...

A veces me inclino hacia la psicología para poder leerla mejor, por una cuestión de vista y de interés. Otras veces me inclino hacia la psicología porque se me viene el sueñito y uso el libro como almohadón. También está cuando me inclino hacia la piscología porque pasa el decano y le hago una reverencia, quitándome el sombrero y apoyando en el suelo mi rodilla.
De todos modos sé, que habrá una inclinación final, un último punto de vista, una visión encerrada en la inclinación curvada de mi cuerpo, cuando se elonguen mis extremidades y me ponga un rígido sobretodo de madera.

Confufuncio dijo...

Es extraño... en todos los lugares a los que voy, venden eso que me falta.

Mauricio dijo...

El médico necesita ponerse una túnica blanca y el psicoanalista sostener una pipa, para creer que de verdad, de verdad, sí están del otro lado!

Anónimo dijo...

Trabajo en un grupo "transdisciplinario" con usuarios que padecen enfermedades mentales crónicas.
Tenemos un pre-requicito: una vez que ingresa el paciente su enfermedad será -más allá de cualquier duda- crónica.
Tenemos un segundo pre-requicito bastante obvio e incluso anterior al primero, pero al que por pura negligencia se lo pone en segundo lugar: una vez que ingrese padecerá una enfermedad.
Tenemos también un tercer pre-requicito: todo lo que diga será interpretado a la luz de su diagnóstico.

Entrar no es fácil, pero una vez que estás adentro... ay mamita!

Renato dijo...

El tema de la inclinación por la psicología, cambia en tanto la inclinación y posterior caída sea hacia adelante o hacia atrás.
Los psicoanalitas acostumbran caer hacia atrás y los conductistas hacia adelante. Lo que está claro es que ninguno de los dos es capaz de mantener el equilibrio.

Lucrecia dijo...

Será que yo estudio arte para compensar mi fealdad?