Trabajar, producir, hacer
negocios, pueden ser soluciones para una depresión no diagnosticable porque el
depresivo así la mantiene compensada, neutralizada, casi curada.
No recuerdo cuándo ni dónde me
enteré de una historia con ribetes
psicoanalíticos.
Trataba de una mujer muy rica,
que vivía con su esposo, en una casa bellamente decorada.
Como suele ocurrir esta
señora, a la que parecía no faltarle nada para ser feliz, sufría de una
profunda depresión.
Sólo para ponernos de acuerdo,
les recuerdo que una depresión anímica es un «Síndrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de
las funciones psíquicas, a veces con trastornos neurovegetativos».
Como por depresión también
podemos entender que se trata de una concavidad, un hueco, un agujero de
respetables dimensiones, esta señora tuvo una crisis muy dolorosa cuando un
cuadro al óleo muy apreciado por ella, fue quitado para su venta.
A partir de esta pérdida su
mala salud hizo crisis, pero por esas cosas que tiene el azar, no tuvo mejor
idea que remplazar la obra pictórica por un cuadro «igual», pero hecho
por ella... que no sabía ni de pinceles.
Se abocó a la tarea con la angustia de quien está desesperado, amenazado
de muerte, de quien siente que se juega su última carta.
Como podrán imaginar el cuadro
realizado por la novicia no tenía nada de parecido al que ella intentaba
remplazar, pero sin embargo se sintió mejor haciéndolo y comenzó a salir del
pozo depresivo.
Los síntomas son penosos
(asma, fobias, alergias, arritmias cardíacas, y muchos otros) pero sin embargo
resultan ser reequilibrantes, compensatorios, «saludables». Son tan difíciles de
remover porque para hacerlo es preciso poner al paciente en riesgo de enfermar.
Trabajar, producir, hacer
negocios, pueden ser soluciones para una depresión no diagnosticable porque el
depresivo así la mantiene compensada, neutralizada, casi curada.
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19 comentarios:
No me queda claro si el trabajo es bueno para la depresión o los workaholics tal vez son depresivos compensados.
Si el trabajo compensa la depresión, es bueno para la depresión.
La expresión artística ayuda a elaborar conflictos inconscientes. El arte nos permite pensar sin darle protagonismo a la razón.
Algunas enfermedades son el mal menor con respecto a otras enfermedades mucho más desequilibrantes.
El depresivo que mantiene su depresión a raya gracias al trabajo, corre mucho peligro cuando se jubila.
Trabajar puede convertirse en una forma de huir.
De acuerdo con Adriana, aunque hay una forma de trabajar, que es estudiando, que te conduce a reencontrarte con tus angustias, porque es inevitable asociar cuando se estudia.
A mí me pasaba que no podía concentrarme para estudiar porque cualquier palabra me llevaba lejos; hacia los temas que en realidad me interesaban y preocupaban.
Yo ya no me arriesgo a que me remuevan los síntomas.
Si me quitaran una obra de arte muy valorada para mí, sentiría una falta demasiado grande para tratarse de un objeto.
Siempre que escribo dialogo conmigo mismo. Después, algunos de los que me leen, me hacen una devolución. Y yo sigo escribiendo y pensándome, sin que los demás puedan darse demasiada cuenta de cuál es mi asunto.
Para los niños dibujar es placentero, pero para la mayoría de los adultos no. Es una lástima que perdamos esa capacidad, esa espontaneidad para expresarnos con colores y trazos. Pensamos que el valor de una pintura o un dibujo está en su estética. Yo creo que el principal valor está en vivir la experiencia.
La depresión va acompañada de angustia. Y la angustia se engaña ocupando el tiempo.
Si estás en medio de una depresión profunda, no podés recurrir al trabajo para sentirte mejor. En ese momento no tenés fuerzas ni para asearte.
Estaría bueno que aprendiéramos a detectar nuestros primeros síntomas depresivos para prestarles la atención suficiente y evitar que pasen a mayores.
Creo que trabajar calma más la ansiedad que la depresión.
Cuando me jubile seguiré trabajando en lo que me gusta, pero con más libertad.
En medio de la desesperación comencé a escribir mi diario íntimo, y de a poco fui saliendo a flote.
Estuve seis meses en cama por cuestiones de salud y descubrí como disfrutar otros aspectos de la vida, que antes se me habían pasado por alto.
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