Es un signo de fidelidad conservar las tradiciones
familiares. Muchos de quienes no pueden terminar sus estudios universitarios
temen traicionar la tradición familiar.
La clase socio-económica a la que pertenecemos
parece hereditaria porque así funciona: es probable que los hijos de los ricos,
también lo sean, y así con cualquier otra categoría socio-económica.
Las culturas también parecen hereditarias
porque los hijos de los árabes, tienen costumbres árabes, y así con las demás
culturas.
Es relativamente fácil que adoptemos las
costumbres y los objetivos de nuestra familia, desde pequeños aprendimos a
pensar en lo que ellos piensan, tenemos una dieta parecida, practicamos
similares creencias religiosas.
Supongo que el hábito de los hispano-parlantes
de estudiar inglés como segunda lengua, obedece a un esfuerzo inteligente que
han hecho los anglo-parlantes, aplicando su larga tradición colonialista.
Aunque es una lengua que no me gusta, tengo que sacarme el sombrero ante la habilidad en su intento de convertirnos
en malos anglo-parlantes como forma de hacernos admirar su cultura desde la
subordinación que se produce inevitablemente ante quienes lo hablan a la
perfección.
Es maravilloso y patético observar cómo los
hispanos que estudian inglés, sienten una especie de actitud reverencial y
avergonzada ante quienes lo hablan tan bien como nosotros hablamos el español.
Quiero comentarles algo más sobre cómo nuestro
afán de progreso puede verse tan sutilmente desestimulado, como ocurre con la
trampa del idioma inglés, que siempre nos convierte en discapacitados luego de
pagar mucho dinero aprendiendo algo que nunca hablaremos tan bien como los
nativos.
Me refiero a los títulos universitarios que no
tienen antecedentes familiares. Queda bien enorgullecerse por la superioridad
de los hijos, pero no es tan así.
Es un signo de fidelidad conservar las
tradiciones familiares. Muchos de quienes no pueden terminar sus estudios
universitarios temen traicionar la tradición familiar.
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8 comentarios:
Suelen darse situaciones complicadas con los hijos adoptivos. Aquellos adolescentes que tienen el dato de que su madre biológica no terminó el liceo, mientras que sus padres adoptivos son universitarios, puede entrar en un conflicto de fidelidad. ¿Qué debe hacer? ¿Seguir la tradición de sus orígenes o la de su familia adoptiva? A su familia adoptiva la tiene disponible, mientras que a la familia biológica la ha perdido. Quizás la única forma de conservarla dentro de si, sea siguiendo alguna de sus tradiciones. Y todo esto opera de manera inconsciente.
Las oportunidades se heredan. Aunque esto no es 100% así, tiene mucho de verdad. El ideal ¨igualdad de oportunidades¨, está muy lejos de hacerse realidad.
Puede suceder que los hijos quieran complacer a sus padres siguiendo estudios universitarios. Hacer lo que sus padres no pudieron porque saben que este será un motivo de orgullo para ellos. En el orgullo de sus padres los hijos se reconocen valiosos.
Lo que más me molesta es que a los angloparlantes no les importa tanto hablar el español a la perfección.
Somos unos arrastrados.
Para mí traicionar la tradición familiar fue casi un acto heroico. No hacer lo que se esperaba de mí me resulto bastante difícil. Yo deseaba otra cosa, me interesaban asuntos diferentes a los que ocupaban a mi familia. Fue un camino duro, pero no me arrepiento. Fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida.
La globalización tiende a el desdibujamiento de los nacionalismos. Esto tiene su parte positiva y su parte negativa. Los nacionalismos llevados a un extremo son peligrosos. La pérdida de las tradiciones de una nación implica una pérdida de riquezas muy importante. Nuestro mundo pierde diversidad, se vuelve uniforme, las costumbres pierden su sustento profundo.
Si obtener un título universitario no tiene una compensación monetaria acorde, en el mundo que vivimos, ese título perderá valor.
Nuestros adolescentes quieren ser famosos. Los famosos son reconocidos y ganan mucho dinero. Aparecen en la TV y si no tenés tus minutos de cámara no sos nadie. Esta es la lógica de muchos chicos y chicas.
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