domingo, 22 de mayo de 2011

La pereza de los perfeccionistas

La actitud del parásito (mantenido, abusador, vividor) suele disimularse con posturas idealistas, reivindicativas, moralistas, disconformistas, y —aunque suena paradójico— también perfeccionistas.

El procedimiento para ganar dinero tiene algunas semejanzas con las mejores novelas: pueden comenzar de infinitas maneras pero siempre tienen que terminar de forma realista, en algo concreto, existente.

Los finales que conocemos suelen ser la consumación de la justicia, de una venganza (que es algo parecido a la justicia pero con mejores ropajes), de un triunfo, de un fracaso, una muerte, un casamiento (que es algo parecido a la muerte pero que en este caso lo digo en broma).

Sin embargo, no todo el mundo disfruta de las buenas novelas.

Hay lectores que desean que la ficción nunca tenga un momento de aterrizaje (tocar tierra, realidad, tangibilidad).

Desean ficción desde el comienzo al fin y en el plano laboral existen personas (quizá los mismos lectores de ficción químicamente pura) que no aspiran a terminar su proyecto, emprendimiento, propósito, en algo que se convierta en comida, abrigo, alojamiento, para sí mismos y para su familia.

Por algún motivo, esas personas se mantienen en el plano ideal, donde todo es perfecto, limpio, sereno, hermoso, justo, alegre, saludable.

De hecho hay un motivo que sí conocemos: esas personas no tienen necesidad de ensuciarse con la materialidad concreta porque poseen algún proveedor que mantiene económicamente sus necesidades básicas.

En otras palabras: ganarnos el sustento siempre empieza con una idea que al final debe materializarse.

Podemos comenzar un emprendimiento con mucha imaginación, apartado de los usos y costumbres, original, extraño, raro, pero supera los controles mínimos de calidad si —y solo si— concluye en resultados que permitan alimentar, abrigar, proteger, curar, educar, divertir, a personas de carne y hueso.

Aunque suena paradójico, el perfeccionismo es una patraña porque es ideal pero inalcanzable.

Artículos vinculados:

El control de calidad y la obsesión perfeccionista

A perfecto se lo llevaron preso

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10 comentarios:

Canducha dijo...

Tiene toda la razón del mundo, mire. A veces una se queda en las nubes, pretendiendo que todo sea fácil y perfecto. Por suerte en general bajás a tierra y aceptás la realidad como viene.

Marisa dijo...

Muchos negocios empiezan con todo a favor. Por ej., están los que empiezan con un local bonito, con todas las comodidades, en el punto perfecto, y sin embargo antes de los dos años cierran. Otros empiezan con un montón de incomodidades, pero siguen adelante y progresan. Creo que quienes logran esto son los que necesitan y gustan de su emprendimiento.

Efraín dijo...

Es muy gratificante volver a una ciudad que hacía tiempo no visitabas y comprobar que ha progresado.

Lucas dijo...

Es cierto que se puede comenzar de distintas maneras. Hay muchas puertas que llevan al mismo lugar; el objetivo es llegar y cada cual lo hace a su modo.

Ema dijo...

Viendo el comentario de Lucas, pensaba que es muy importante que cada cual llegue a su manera. Apegarse a recetas te puede llevar al fracaso porque esas recetas no tienen porqué adaptarse a tu particularidad.

Mirta dijo...

Me hierve la sangre cuando veo a los mantenidos venirse con órdenes y prepotencia.

Javier dijo...

Las novelas postmodernas terminan en cualquier lugar y en cualquier momento.

Rómulo dijo...

No nos tire más palos a los casados. Deje que cada cual sea feliz a su modo.

Atilio Pierísimo dijo...

El perfeccionismo es hijo del narcisismo.

Hugo de Solymar dijo...

Sé que cultivar cannabis no es la solución perfecta, pero me permite parar la olla.