Textos pequeños pero concentrados.
Comencé a sospechar que podía ser hijo adoptivo, cuando descubrí que nunca bromeaban conmigo de eso.
Ser hijo adoptivo me eseñó a relativizar la importancia de los vínculos de sangre.
Muchas veces soy graciosa por lo ridícula. Odio no darme cuenta a tiempo.
Mi hijo mayor es adoptivo. Lo curioso es que me habría costado mucho más hacérselo saber a su hermano menor (que es hijo biológico). Por suerte el mayor se encargó de eso por iniciativa propia.
Algo parecido nos pasa a los viejos, cuando los jóvenes tratan de quitarse la edad.
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5 comentarios:
Comencé a sospechar que podía ser hijo adoptivo, cuando descubrí que nunca bromeaban conmigo de eso.
Ser hijo adoptivo me eseñó a relativizar la importancia de los vínculos de sangre.
Muchas veces soy graciosa por lo ridícula. Odio no darme cuenta a tiempo.
Mi hijo mayor es adoptivo. Lo curioso es que me habría costado mucho más hacérselo saber a su hermano menor (que es hijo biológico). Por suerte el mayor se encargó de eso por iniciativa propia.
Algo parecido nos pasa a los viejos, cuando los jóvenes tratan de quitarse la edad.
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