viernes, 21 de enero de 2011

Significante Nº 822

Mi hermano tuvo el infortunio de ser ridículamente gracioso cuando lo hacían rabiar diciéndole que era hijo adoptivo delante de mí, que sí lo soy.

5 comentarios:

Daniel dijo...

Comencé a sospechar que podía ser hijo adoptivo, cuando descubrí que nunca bromeaban conmigo de eso.

Damián dijo...

Ser hijo adoptivo me eseñó a relativizar la importancia de los vínculos de sangre.

Valeria dijo...

Muchas veces soy graciosa por lo ridícula. Odio no darme cuenta a tiempo.

Eva dijo...

Mi hijo mayor es adoptivo. Lo curioso es que me habría costado mucho más hacérselo saber a su hermano menor (que es hijo biológico). Por suerte el mayor se encargó de eso por iniciativa propia.

Rufino dijo...

Algo parecido nos pasa a los viejos, cuando los jóvenes tratan de quitarse la edad.