domingo, 17 de octubre de 2010

¡No seas animal!

Advertencia: seré deliberadamente poco coherente.

«El que sabe, sabe, y el que no sabe, es jefe», reza un dicho popular, bastante irónico, como para hacer catarsis con el inagotable resentimiento que un trabajador suele sentir contra su capataz, jerarca o gobernante.

Este sentimiento no es demasiado distinto al que sentimos hacia la mujer, porque con llamativa injusticia, ellas ocupan un lugar secundario a pesar de que su importancia biológica es superior a la del macho.

La tarea reproductiva que hace su cuerpo, representa el 99% de la conservación de la especie. Sin embargo, los varones, con nuestro modesto aporte del 1% complementario, tomamos decisiones que las incluyen.

Estos sentimientos no son demasiado distintos al rechazo que sentimos hacia los demás seres vivos.

Agrego: Más o menos a los cuatro años, la educación oficial nos inculca el asco y por añadidura, el pudor.

Por lo tanto rechazamos los excrementos, ocultamos (y hasta reprimimos) nuestra sexualidad, tenemos vergüenza, somos miedosos, tímidos, pensamos que la menstruación es sucia, el embarazo es felicitado pero con segundas intenciones.

Decimos, por ejemplo:

— Mi mujer está «gruesa», para decir que está embarazada;

— Mi mujer está «gorda», para decir que adolece de sobre-peso;

— Mi mujer es una «pesada», para decir que nos fastidia.

Seguramente, una pirámide, cuando está apoyada en su vértice, es más inestable que cuando está apoyada en su base.

La mala distribución de la riqueza podría verse favorecida por tres errores universales y eternos, asociables indirectamente a la pobreza:

1º — No damos a la mujer el estatuto que se merece, dada su importancia real en la conservación de la especie;

2º — No asumimos con orgullo nuestra condición animal y todas sus consecuencias (instinto, deseo, excremento, sexualidad, mortalidad);

3º — Descalificamos estéticamente los cambios corporales propios de cada etapa o estado de nuestras vidas.

Nota: La imagen muestra el calzado femenino que utiliza —para soportar el peso mayor—, un taco con forma de pirámide invertida.

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12 comentarios:

Paty dijo...

Porqué rechazo hacia los demás seres vivos? Sólo hacia los feos.

Irene dijo...

Algo que nunca entendí y sigo sin entender es por qué nos castigamos calificando como bella la juventud, la delgadez, la armonía de las formas y proporciones. O sea, calificamos como bello lo que más escasea. Nos autoflagelamos. Todos aspiramos a la belleza pero la ubicamos en el lugar más inalcansable posible. Es más; sabiendo que muchos de nosotros llegaremos a viejos, nos damos el lujo de menospreciar a la vejez, ridiculizarla, considerarla fea y detestable. Entronizamos una juventud que pasa en un suspiro y luego no vuelve más. Por qué?

Elbio dijo...

Rechazamos nuestros instintos, nuestros olores, la muerte. Lo más real es lo que rechazamos.

Sandra39 dijo...

El sistema capitalista, por sus características, está pensado desde los hombres y para los hombres.

Nilda dijo...

Las mujeres nos merecemos un estatuto amplio, flexible y bonito. Dulce, tierno y comprensivo. Respetuoso, inteligente y glamoroso. Divertido, pacífico y emocionante.

Nos merecemos un estatuto bien macho!

Germán dijo...

Seguro que el resto de las especies respetan su condición animal y a la hembra con total naturalidad. Por supuesto que tampoco hacen política hablando de cuestiones estéticas, ni necesitan negociar tanto. Pero no las entronicemos, muchas de esas especies terminan desapareciendo.

Margarita dijo...

Las mujeres tenemos una importancia real y apuntamos al príncipe.

Canducha dijo...

La culpa de la pobreza la tienen los hombres que preñan a las mujeres así porque si.

Oriente dijo...

Los chicos pobres saben bien que la riqueza se asienta sobre unas buenas bases.
La mujer que lleva taco aguja, se para alta y digna sobre un punto de apoyo pequeño pero firme; otra versión de lo que puede ser una buena base.

Pedro dijo...

La mujer es más inestable que el hombre, pero se pone tacos y suena tan lejana... que ni cuenta se da uno de que está inestable!

Gloria dijo...

Me dicen que soy muy orgullosa, aunque nunca se me habría ocurrido sentirme orgullosa de mi mortalidad.

Simone dijo...

Dos puntualizaciones:
con respecto a lo que dice Pedro, de que la mujer es más inestable, eso es puro prejuicio machista.
Y sobre lo de la mortalidad de Gloria, justamente, las personas orgullosas son las que menos aceptan sus pérdidas. Así que por lo menos Gloria se da cuenta donde le aprieta el zapato.