domingo, 10 de octubre de 2010

La fábula de la liebre y la tortuga

En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante todos decía que era la más veloz. Por eso, constantemente se reía de la lenta tortuga.

- ¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan de prisa! -decía la liebre riéndose de la tortuga.

Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la liebre.

- Estoy segura de poder ganarte una carrera -le dijo.

- ¿A mí? -preguntó, asombrada, la liebre.

- Pues sí, a ti. Corramos hasta aquella piedra y veamos quién llega primero.

La liebre, muy divertida, aceptó.

Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. Se señaló cuál iba a ser el camino y la llegada. Una vez estuvo listo, comenzó la carrera entre grandes aplausos.

Confiada en su ligereza, la liebre dejó partir a la tortuga y se quedó remoloneando. ¡Vaya si le sobraba el tiempo para ganarle a tan lerda criatura!

Luego, empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero, eso sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó muchísimo. Se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar.

Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de ella una vez más. Le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha.

Varias veces repitió lo mismo, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió caminando sin detenerse. Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó bajo un árbol y ahí se quedó dormida.

Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su camino hasta llegar a la meta … antes que la jactanciosa liebre.

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9 comentarios:

Elbio dijo...

Prefiero ser como la liebre, que pierde una carrera, pero siempre anda veloz.

Nilda dijo...

No me gustan los animales jactanciosos; siempre están marcando terreno.

Adriana dijo...

Qué lindo es dormir una siesta abajo de un árbol!

Selva dijo...

La tortuga no es de este mundo. Al menos si fuera acuática...

Osvaldo dijo...

Me gustan las personas perseverantes como la tortuga, que hacen las cosas a su ritmo y llegan a la meta.

Arturo dijo...

En el negocio del boxeo se trata de eso, pelear sólo con aquel al que le vas a ganar.

Milton dijo...

La tortuga la tenía junada a la liebre.

M. Eugenia dijo...

Para qué señalaron la llegada si ya se sabía que era la piedra?

Osvaldo dijo...

Siempre esta bueno poder leer historias como estas que le dejan a uno enseñanzas para toda la vida. Me gusta mucho la literatura y por ello me la paso dentro de mis domicilios
barranquilla
y no soy de salir mucho