Todos tenemos conductas automáticas que adquirimos en algún momento. En aquella ocasión quizá tuvieron algún significado pero luego lo perdieron.
Es normal que alguien se encuentre con otro y le pregunte cómo está aunque no tenga ningún interés en saberlo.
Muchos dicen —a modo de recomendación final—: ¡Cuídate! independientemente de considerar si el que recibe el consejo es o no tan incapaz como para no saber cuidarse sin que alguien se lo recuerde.
En momentos de inflamación afectiva (duelo, encuentro íntimo, enamoramiento express) podemos recibir promesas que no se cumplirán. Por ejemplo, «cuenta conmigo para lo que sea», «después te llamaré», «pídeme lo que necesites».
Normalmente, luego de haber constatado en los primeros años de existencia que estos enunciados no significan lo que literalmente parece, comenzamos a tener más cuidado con lo que entendemos.
Sin embargo este aprendizaje por la experiencia suele fracasar cuando nuestro ánimo está debilitado por alguna razón (fracaso reciente, disfunción orgánica, deseo intenso).
Cuando estamos especialmente vulnerables, es probable que nuestra sabiduría esté contaminada con la esperanza y que nuestro filtro de frases huecas esté averiado.
Sería oportuno tener en cuenta este debilitamiento sólo para poder entender qué nos están diciendo, por lo menos para no agravar la situación de vida que nos mantiene frágiles.
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8 comentarios:
Con todas las críticas que haces a nuestros automatismos, me dan ganas de quedarme callada y pasar por muda.
Ud se dio cuenta de la exageración de esos enunciados en los primeros años? ¡Qué suertudo!
Tengo una disfunción a la que llamo "pene retráctil". Por eso aunque la mujer más bonita me busque con desparpajo, yo entiendo que se burla de mí.
Me gustan los hombres que se cuidan muy bien de decir frases huecas. Así todo lo que dicen adquiere valor.
Mi déficit auditivo me condena a una fragilidad cada vez mayor; he llegado al punto de que sólo oigo lo que quiero oir.
En momentos de INFLAMACIÓN afectiva te ofrecen el oro y el moro. Si al menos cumplieran con el moro...
Hay personas que no pueden superar su entendimiento literal de todas las cosas. Una vez le dije a un muchacho que pegara en la heladera la medicación que debía tomar para no olvidarse. Él creyó que debía pegar las pastillas en la puerta de la heladera.
Mi madre parece que tuviera un sexto sentido, siempre me dice "cuidate" cuando menos ganas de cuidarme tengo.
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