domingo, 25 de octubre de 2009

Lo increíble sucede

Hace muchos años se publicó un aviso económico en el que se ofrecía un auto Mercedes Benz con poco recorrido al precio de un dólar.

Cómo parecía ser un error de imprenta, no hubieron interesados.

Pero al domingo siguiente volvió a publicarse y ahí sí apareció un señor que tímidamente llamó para preguntar cuál era el verdadero valor.

Para su sorpresa la señora que lo atendió confirmó el precio.

En minutos estaba el interesado en la puerta de la vendedora con un dólar en la mano y ansioso por conocer lo que estaba comprando.

Efectivamente, era un reluciente vehículo de lujo.

El comprador esperó a terminar de suscribir los documentos que volvieran irreversible tan fantástica compra y le preguntó a la vendedora porqué pedía tan poco dinero.

La señora explicó que hacía poco había fallecido su esposo y que en el testamento había ordenado que el producido de la venta del vehículo se le entregara a su sobrina política, sin saber que la esposa conocía que eran amantes.

Por ese motivo —y como discreta venganza—, lo vendía en un precio que perjudicara a la sobrina, anulara la intención del marido infiel, cumpliendo con los términos del testamento.

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9 comentarios:

Noellia dijo...

Genial venganza, nunca se me habría ocurrido.

Alicia dijo...

A veces el temor al ridículo nos inhibe y perdemos grandes oportunidades. No me abría atrevido a preguntar por el auto, por temor de que fuera una tomada de pelo.

Irene dijo...

Pudo vengarse actuando con corrección, cosa difícil pero no imposible.

Gimena dijo...

De ahora en adelante voy a leer todos los avisos de venta de automotores (por las dudas)

Adela dijo...

Me pregunto si a ese hombre le habrán creído acerca de la compra del auto. Nunca falta quien suponga las cosas más turbias.

Facundo Negri dijo...

Es cierto que lo increíble sucede, aunque conviene vivir pensando que no.

el Mercedes dijo...

Nunca me sentí tan humillado!

el señor que compró dijo...

Lo que ud cuenta es cierto, aunque debo aclarar que la señora de la foto no venía con el auto.

Anónimo dijo...

Genial, es un caso típico de que un tercero aprovecha de las penurias ajenas. De todos modos, entiendo que, legalmente, algo puede hacer la sobrina política, o el fisco, dado que la venta es fraudulenta. Sería al menos al valor fiscal al que habría que vender. Recuerdo de mi infancia haber aprovechado de la desgracia ajena:
yo tenía 12 años. La madre de un amigo estaba con su nene de 5-6 años. Al nene le había dado un billete de no me acuerdo cuanto (hoy serían 10 pesos). No se por que el nene empezó a llorar, se enojó con la madre, rompió el billete en 10 pedacitos, lo tiró... La madre lo agarró de los pelos y se lo llevó a la casa. Yo esperé que se fueran, agarré los pedacitos, los pegué con cinta, y me fui al kiosco a comprar golosinas....