domingo, 16 de agosto de 2009

No puedo ayudarte pero cuenta conmigo

Quienes han leído diez o veinte curriculum vitae ya tienen suficiente experiencia como para saber que todo el mundo se autodescribe como muy apto para desempeñar la tarea para la que se postula.

Conocimientos, experiencia, recomendaciones, autovaloración: todo excelente.

Esa misma persona, cuando se postula para quedar bien con un grupo de trabajo del cual no tiene grandes posibilidades de obtener resultados atractivos (como lo tendría con un empleador que le pagará un sueldo), probablemente presente un currículum vitae con diferente tono:

En este caso, aflorará su bondad bajo la forma de modestia: «éste no es mi fuerte», «nunca lo hice», «no me sobra mucho tiempo pero me sobran ganas».

¿Qué está proponiendo esta persona que se ofrece tan generosamente anticipando que en realidad no tiene nada para ofrecer excepto una promesa, una expectativa, una esperanza, una declaración de buena voluntad?

Su falta de interés en participar lo convierte en modesto, humilde, autocrítico, con baja auto-estima, comedido, servil.

La estrategia consiste en hacer que el grupo al que desearía unirse pero aportando lo menos posible, reaccione con una generosidad simétrica (similar, imitativa) y lo acepte con tanta buena voluntad como él muestra tener con su ofrecimiento de la nada.

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10 comentarios:

Melchor dijo...

¡Ja! ¡Conozco al pájaro por la cagada!

Si sabré yo de estos "calienta silla".

Ema Leites dijo...

Los que exageran sus cualidades en el curriculum, son fáciles de detectar y por lo general no obtienen el puesto al que aspiran.

López dijo...

Ay nena! Aunque no tengas un peso me gustaría contar contigo.

Cleo dijo...

A mí lo que me convierte en modesta y humilde es mi temor a fracazar. Es como que les digo "miren que tengo la mejor buena voluntad, pero sepan entender si no cubro sus expectativas".

Edmundo dijo...

Reivindico a los que lo intentan a pesar de que se les haga difícil. No son gente falsa. Es gente que la pelea.

Amílcar dijo...

Nunca estás mejor preparado para ser exigente con tus sobordinados como cuando venís de una reunión en la que te dieron palo tus superiores.

Morgana dijo...

El trabajo honorario tiene su paga, aunque esta no es en dinero. Nadie dedica su tiempo de manera caprichosa, simpre se está buscando obtener algo, aunque en algunos casos no se tenga claro qué.

Ernesto Bolas dijo...

Si me pagaran muy, muy bien, creo que me esforzaría ¿pero cómo estar seguro?

el huérfano dijo...

Hay un par de personas con las que no contaría para nada: mis padres.

Lola dijo...

Melchor habla de los calienta silla y coincido con él, son personas detestables. De todos modos hay formas de lograr que resulten más simpáticos. Por ej., yo en invierno los uso de calienta cama.