En varios artículos recientemente publicados he comentado con ustedes sobre el arte, la costumbre o la necesidad de regatear (1).
Es posible pensar el tema desde un punto de vista opuesto a los anteriores.
Si nuestro esfuerzo por negociar mejores condiciones de compra (menor precio, un bono para hacer otras compras, mejores condiciones de financiación) es exitoso, rápidamente podemos sacar una conclusión negativa:
«El vendedor quería quedarse con nuestro dinero».
Si recibimos una rebaja, lo más probable es que nos alegre el ahorro de dinero y también el resultado positivo de nuestro esfuerzo.
No faltará quien se sienta apesadumbrado por este resultado (aparentemente favorable) porque piensa que si no hubiera luchado se habrían quedado con algo que era suyo; frustró un intento de perjudicarlo; pretendieron cobrarle de más.
El hecho podría compararse con haber descubierto a un ladrón impidiéndole así la consumación de su delito.
Hay muchas empresas que defienden tenazmente la política de «precios inamovibles», tienen prohibida cualquier negociación que se aparte de las condiciones que ellos tienen establecidas.
Si bien esta rigidez aparta a muchos compradores, parecería ser que a mediano y largo plazo se construye en el imaginario de la clientela una idea de seriedad, respeto y confiabilidad que termina siendo más rentable que la flexibilidad en la negociación de los precios.
(1) Tu pobreza es la mía y «Tu competidor lo vende más barato»
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10 comentarios:
Por lo menos para quienes es imposible discutir, preferimos los comercios con precios fijos.
Todo precio encierra a otro más chico adentro como las muñecas rusas.
En ese sentido soy cambiante: en frío rígido y en caliente flexible, como los metales.
Si no hay rebaja una piensa que le están cobrando lo justo. Cuando te bajan el precio, de inmediato pensás que con el precio anterior te estaban robando.
Pienso que son muchas las causas que llevan a la rebaja de precio de un producto y me parece que la mayoría de las veces no llegamos a conocerlas.
Nunca pierdo oportunidades para rezongar o sentirme indignado. La suba de precios es un argumento ideal.
yo defiendo la política de puestos inamovibles
Es la urgencia por vender lo que lleva a la rebaja y a veces vale la pena. Aunque claro, lo mejor es proceder de modo tal que uno no tenga que sentirse urgido.
Ya es hora de que Pericles les quite el precio a sus muñecas rusas.
Los precios inamovibles se hacen en hierro y luego se sueldan.
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