domingo, 26 de julio de 2009

Las uvas están verdes

El remedio a veces es peor que la enfermedad, pero sólo a veces. Sin embargo, la mayoría de las veces el remedio tiene algún efecto nocivo. Son contadas con los dedos de la mano las soluciones que no tengan algún efecto indeseable, por pequeño que éste sea.

Cuando alguien levanta los hombros diciendo «no me importa», quizá sólo se esté dando aliento, se esté tratando de aliviar, está negando la existencia de algo que en realidad lo lastima.

En términos más académicos se dice que esa actitud falsamente indiferente es una «reacción maníaca» porque la manía es una padecimiento en el que el enfermo está alegre de más, patológicamente contento.

Sigue vigente la descripción que hacía Cervantes del pensamiento maníaco de Don Quijote de la Mancha cuando veía cosas maravillosas en situaciones realmente lastimosas.

Con el dinero suelen aparecer reacciones maníacas en cualquier persona sana que se vea en la necesidad de aliviarse el malestar que le provoca su carencia excesiva.

Algunos dicen que el dinero es amado por quienes lo tienen y odiado por quienes no lo tienen.

Como decía más arriba, no hay solución que no venga acompañada de algún efecto indeseable por pequeño que éste sea y cuando necesitamos odiar el dinero para aliviarnos de su ausencia, estamos agregándonos un obstáculo para conseguirlo.

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12 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece que odio el dinero. Todos me parecen papeles sucios que pasaron por las manos de alguna prostituta llena de sudor y perfume barato.

Patricia Almagro dijo...

Encontrar soluciones con pocos efectos indeseables es indicador de inteligencia emocional. Otros le llaman sentido común.

Facundo Negri dijo...

Muchas veces no sabés si el remedio va a resultar bien o mal hasta que no lo probás, así que muchas veces el remedio termina liquidándote.

Cacho dijo...

El amor al dinero me impulsó a secuestrarlo.

Lidia dijo...

Es muy difícil lidiar con los obstáculos del inconsciente.

Bianca dijo...

También sucede que quien no tiene dinero idealiza su poder.

Magalí dijo...

Odiar sirve más para aliviarse de la ausencia de un novio que de la ausencia de dinero.

Renato dijo...

Mis padres me concibieron como una solución y al poco tiempo me convertí en un efecto indeseable.

Natalie dijo...

Pienso que deben ser pocas las personas pobres que odien el dinero.

Mª Eugenia dijo...

Las personas que siempre se muestran alegres y entusiastas ¿estarán enfermas?

Enzo dijo...

No me imagino cómo será estar alegre de más.

Luján dijo...

Por suerte me casé con alguien que le encanta manejar el dinero y el carro: dos cosas que odiaría hacer.