Textos pequeños pero concentrados.
¿Golpes Doc? Mmmm, me parece que golpes no, por más sinceridad que haya en ellos.
No darles a nuestros hijos todo lo que nos piden nos duele porque en general sabemos ponernos en el lugar de ellos. Hay que hacer tripas corazón para mantenerse firme en lo que creemos terminará beneficiándolos.
Si me vas a decir que a ti te duele tanto como a mí, no me golpees.
Las palabras pueden ser muy sinceras. Llegar al golpe implica descontrol, no sinceridad.
Admiro a los padres que con sólo una mirada indican lo que debe hacerse y lo que no. Y no hablo de miradas amenazantes; son miradas casi telepáticas.
No es necesario decir demasiado en esos casos. Ellos entienden. El silencio es más elocuente. Decir lleva al enrosque.
A mí me duele tanto como a ti, porque yo también fui niño.
Si me vas a decir, hacelo con serenidad, buscá el momento adecuado y tolerá mi enojo.
El golpe deja una herida, pero heridas mayores las dejan los hechos.
A ti te duele.A mí me duele.A ti te enoja.A mí me angustia.Y a ti también.
Prefiero tus golpes sinceros cuando son golpes de palabras fuertes, quizás destempladas y gritonas, pero palabras. Las palabras son menos despóticas.
El golpe más sincero de mis padres fue su divorcio. Me dolió y me sigue doliendo, pero también se los agradezco.
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12 comentarios:
¿Golpes Doc? Mmmm, me parece que golpes no, por más sinceridad que haya en ellos.
No darles a nuestros hijos todo lo que nos piden nos duele porque en general sabemos ponernos en el lugar de ellos. Hay que hacer tripas corazón para mantenerse firme en lo que creemos terminará beneficiándolos.
Si me vas a decir que a ti te duele tanto como a mí, no me golpees.
Las palabras pueden ser muy sinceras. Llegar al golpe implica descontrol, no sinceridad.
Admiro a los padres que con sólo una mirada indican lo que debe hacerse y lo que no. Y no hablo de miradas amenazantes; son miradas casi telepáticas.
No es necesario decir demasiado en esos casos. Ellos entienden. El silencio es más elocuente. Decir lleva al enrosque.
A mí me duele tanto como a ti, porque yo también fui niño.
Si me vas a decir, hacelo con serenidad, buscá el momento adecuado y tolerá mi enojo.
El golpe deja una herida, pero heridas mayores las dejan los hechos.
A ti te duele.
A mí me duele.
A ti te enoja.
A mí me angustia.
Y a ti también.
Prefiero tus golpes sinceros cuando son golpes de palabras fuertes, quizás destempladas y gritonas, pero palabras. Las palabras son menos despóticas.
El golpe más sincero de mis padres fue su divorcio. Me dolió y me sigue doliendo, pero también se los agradezco.
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