sábado, 8 de diciembre de 2012

La remuneración que consiguen los rebeldes



 
 
Cuando los trabajadores rebeldes se postulan para trabajar en equipo difícilmente obtengan las mejores oportunidades y/o remuneraciones.

Imaginemos una enfermedad, (cuya existencia no descarto), que se caracterizara porque las extremidades (brazos y piernas), actuaran con total independencia del cerebro: una mano rasca la cabeza mientras que una pierna simula patear una pelota, a la vez que la otra mano intenta aplaudir infructuosamente porque no encuentra a la mano compañera pues actualmente está rascando la cabeza. La pierna restante se mantiene transitoriamente firme, aunque no nos extrañaría que comience a caminar de forma tan infructuosa como la mano que deseaba aplaudir, con la consecuencia inevitable de que el enfermo caerá de bruces.

Según el D.R.A.E., en ámbitos judiciales se denomina «rebelde» al «Estado procesal de quien, siendo parte en un juicio, no acude al llamamiento que formalmente le hace el juez o deja incumplidas las intimaciones de este» (1).

A partir de la enfermedad imaginaria y de la definición del diccionario, compartiré con ustedes una reflexión sobre la rebeldía y la falta de coordinación que ella provoca.

Sin dejar de reconocer que los rebeldes y los obedientes son parte de la Naturaleza, de tal forma que no podríamos decir que unos y otros están bien o mal, puede ser interesante saber de qué estamos hablando cuando nos referimos a ellos.

En la enfermedad imaginaria el sujeto afectado por esa «rebeldía» de sus extremidades seguramente pasa mal, se vería beneficiado si sus extremidades fueran más disciplinadas, si obedecieran las instrucciones del cerebro.

Cuando un ciudadano no cumple con sus obligaciones, también está provocando un disturbio en la sociedad que integra.

Si bien los rebeldes son necesarios y reciben tantas opiniones favorables o desfavorables como los obedientes, no deberían postularse para trabajar en equipo si lo que buscan son buenas oportunidades y/o remuneraciones.

 

10 comentarios:

Gabriela dijo...

Sí, creo que para trabajar en equipo, la rebeldía tiene que estar muy bien encauzada. Transformarla en poder de negociación, capacidad de argumentación, convicción profunda en lo que se intenta proponer o defender.

Norton dijo...

El cerebro tiene que comandar y los afectos acompañar con autenticidad.

Roque dijo...

Como dice Norton, la auntenticidad de los afectos es fundamental. La razón por si sola no alcanza para impulsarnos a la acción. Pero los afectos no pueden desbocarse a la hora de trabajar.

Álvaro dijo...

El rebelde no acepta los mandatos de la justicia establecida, la del gobierno. Va contracorriente y tendrá que gastar mucha energía para conseguir lo que se propone.

Marta dijo...

El rebelde necesita gastar esa energía de la que habla Álvaro. Lo hace gustoso, le da sentido a su vida y lo hace sentir vivo.

Marta dijo...

El rebelde necesita gastar esa energía de la que habla Álvaro. Lo hace gustoso, le da sentido a su vida y lo hace sentir vivo.

Olegario dijo...

Depende de la situación. A veces hay que rebelarse y otras hay que ser obediente.

Eduardo dijo...

Ser rebelde no implica necesariamente, dejar de cumplir con las obligaciones.

Gabriela dijo...

Si en los equipos no hubieran rebeldes, lo que habría sería una estructura vertical disfrazada de horizontalidad.

Ernesto dijo...

Algunos disturbios son necesarios. Son sacudidas al orden establecido que pueden ayudar a poner las cosas en su lugar.