Nadie
intenta cursar el segundo ciclo estudiantil sin haber aprobado el primero, pero
todos pretendemos conocer a los demás sin conocernos a nosotros mismos.
10 comentarios:
Lautaro
dijo...
Hay que ir de a poco, me decían mis padres. Yo iba de a poco pero de tanto en tanto pegaba unos buenos saltos.
Ya cuando vemos venir a alguien de lejos creemos que lo conocemos. Es eso que llaman la primera impresión. A veces le acertamos, aún así yo no recomendaría quedarse con la primera impresión.
Cuando estaba haciendo el pre-escolar me hicieron pasar de nivel 3 a nivel 5. No me hicieron saltar el nivel 2 porque fuera un niño índigo. Lo que decían era: ¨este chico es insoportable¨. Resulta que los papás no querían que volviera a estar con mis compañeritos. Entonces la escuela decidió que pasara a nivel 5, porque los padres de esos chicos no me conocían. Además, como yo iba a ser más chico, los otros me iban a poner la plancha.
Nada. Me peleaba con los más grandes y seguía molestando a las maestras. Después tuvieron que cambiarme de escuela. Pero ahí las cosas tampoco mejoraron.
10 comentarios:
Hay que ir de a poco, me decían mis padres. Yo iba de a poco pero de tanto en tanto pegaba unos buenos saltos.
Lo bueno de envejecer es eso, que te vas conociendo más y tenés menos conflictos con los otros.
Ya cuando vemos venir a alguien de lejos creemos que lo conocemos. Es eso que llaman la primera impresión. A veces le acertamos, aún así yo no recomendaría quedarse con la primera impresión.
Conocerse te da sorpresas, sorpresas te da la vida.
Cuando estaba haciendo el pre-escolar me hicieron pasar de nivel 3 a nivel 5. No me hicieron saltar el nivel 2 porque fuera un niño índigo. Lo que decían era: ¨este chico es insoportable¨. Resulta que los papás no querían que volviera a estar con mis compañeritos. Entonces la escuela decidió que pasara a nivel 5, porque los padres de esos chicos no me conocían. Además, como yo iba a ser más chico, los otros me iban a poner la plancha.
¿Y al final que pasó?
Nada. Me peleaba con los más grandes y seguía molestando a las maestras. Después tuvieron que cambiarme de escuela. Pero ahí las cosas tampoco mejoraron.
Parece que las maestras de Martín no llegaron a conocerlo demasiado. ¿Sabrían ellas cómo se llamaban? ¿O sólo se llamaban maestras?
Algunos matrimonios viven 30 años juntos sin llegar a conocerse.
Conocerse a uno mismo es difícil porque todo el tiempo uno piensa que se conoce.
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